13 álbumes del 2013

Por Daniel Ospina 

Un  año termina con muchos recuerdos y acontecimientos importantes, y otro aparece en el horizonte, listo para sorprendernos en todos los ámbitos y formas posibles. La música no es la excepción, y así encontramos que pasamos de la tristeza al enterarnos de la muerte de leyendas como Ray Manzarek o Lou Reed, a la alegría de ver el regreso de otros grandes como David Bowie, Nick Cave o Black Sabbath.

En esa línea va esta lista de 13 discos. Aunque es un top con lo mejor del año (y evidentemente faltan varios), influye bastante el impacto y la importancia que tuvieron los artistas en mención para imponer o confirmar las diversas tendencias en el ámbito musical a lo largo de estos 12 meses:

13. Savages – Silence Yourself

Este fue el puesto más difícil de escoger, porque en un año de debuts tan potentes como los de The Strypes, CHVRCHES o Capital Cities, y bandas que se consolidaron en los últimos meses como Toy, Palma Violets o Temples; este debut tiene algo de atípico. Aunque lo señalo como un momento en el que la psicodelia tumba al post punk, hablamos de un trabajo de post punk desgarrado y contundente. Por eso mismo creo que tiene algo que hace inevitable destacarlo: sin dar vueltas, es lo más directo que ha dado el género desde Interpol. Temas como “She will”, “Shut up” o “Hit me” parecen significar el ultimo gran momento que tendrá el post punk en varios años, mientras que temas como “Marshall dear” apuntan a que estas chicas pueden ir incluso más allá de lo que ya mostraron en Silence Yourself.

12. Vampire Weekend – Modern Vampires of the City

Ni en mis sueños más locos esperaba que la banda liderada por Ezra Koenig fuera capaz de un cambio de estilo tan radical como el que dieron con este trabajo. Alejándose totalmente de la fórmula de “A punk” o “Cousins”, encontramos un disco melancólico, con armonías vocales y muros de sonido protagonizando el disco de principio a fin. Es su Pet Sounds, indiscutiblemente. Aunque no es un cambio fácil para sus seguidores y por momentos no se ve tan claro que valga la pena este nuevo estilo (con todo y la tremenda presentación que dieron este año en Coachella); cuando escuchas una colección de canciones tan firme y abrumadoramente ecléctica como esta, no puedes evitar sentirte muy bien recompensado.

11. La Vida Boheme – Será

Nadie, absolutamente nadie, pudo ponerse a la altura de lo que estos venezolanos hicieron en el 2013. Y aunque vengo siguiéndolos más o menos desde hace uno o dos años, no esperé nunca que fueran capaces de plasmar un disco que combinara con esa calidad, efectividad, descaro y pasión el indie rock que Inglaterra exporta con los sonidos latinos, sin dejar que uno se mas fuerte que el otro. Una buena muestra de eso lo encontramos en “Hornos de cal”, “La vida mejor”, “El futuro funciona”, “Viernes negro” o “Aún”.

Pasaron del desprecio de mucha gente en los primeros meses de lanzamiento a la aclamación unánime con su Grammy Latino al mejor disco de rock. Es el perfecto guantazo a Bomba Estéreo, Chocquibtown y Systema Solar para demostrar que el hecho de hacer ciertos ritmos no te hace más o menos latino, o colombiano, o venezolano (aun cuando las letras aluden directamente al contexto de su país durante los últimos años). Y lo más importante: que eso no tiene importancia, porque es algo que está en nuestro ADN y se puede reinventar sin ningún pudor. Pueden mirar a los ojos a Café Tacuba o a Los Fabulosos Cadillacs en su propio juego. Es sin duda, el mejor trabajo en español del año.

10. Portugal. The Man – Evil Friends

Bajo la producción de Danger Mouse, con un John Gourley mejor que nunca como vocalista y una camada de himnos inmejorables como “Modern Jesus”, “Holy roller (Hallelujah)”, “Atomic man” o “Purple red yellow and blue”, consolidan su nombre como uno de los más interesantes del panorama indie actual, gracias a una combinación de ganchos sesenteros, artillería pop en cada tema, y variedad tanto en las letras como en el sonido. Jamás me habría perdonado si no los incluía en el Top de este año. Y no me perdonaría nunca perdérmelos en Estereo Picnic el próximo año.

9. Queens of the Stone Age – Like Clockwork

Es demasiado crudo, poderoso, guitarrero e insolente para ser cierto. No deja de ser impresionante la forma en que la banda de Josh Homme justifica su silencio discográfico de 5 años con este trabajo, en el que colaboran desde Elton John hasta Alex Turner, pasando por Trent Reznor, Dave Grohl o Mark Lanegan, entre otros. Cuando pensábamos que Era Vulgaris iba a ser un techo que no iban a superar, ellos simplemente no buscan derribarlo sino armarse un techo nuevo. Uno en el que puedan apreciar mejor al sol escondiéndose en el horizonte desértico de Estados Unidos. Temas como “My god is the sun”, “I appear missing”, “If I had a tail”, “Kalopsia” y muy especialmente “Smooth sailing”, demuestran una vez más que las guitarras no están mal, que aun no las han aniquilado y que todavía pueden seguir peleando por un rato mas.

8. Arctic Monkeys – AM

Empezando porque nadie esperaba nuevo disco hasta 2014, siguiendo con el hecho de que uno no se explica de dónde sacaron tiempo para grabar nuevo álbum (mucho menos uno tan bueno); las cosas que rodean la creación de ese disco son un absurdo genial. El lado malvado que ya sacaba la cabeza en Suck It And See, emergió con toda su rabia en esta nueva producción, donde el hip hop, Black Sabbath, las letras de Alex Turner, los golpes de Matt Helders y un aire más nocturno y decadente cristalizaron en bombazos como “Do I wanna know?”, “Arabella”, “R U Mine?”, “Why’d you only call me when you’re high”, “One for the road” o la espectacular “I wanna be yours”. Si todavía quedaban dudas de hasta donde podrían llegar, con AM la banda de Sheffield confirma que va directo para la historia del rock, sin oposición.

7. HAIM – Days Are Gone

Hablarán mucho de Lorde, Miley Cyrus, Lady Gaga, Katy Perry, London Grammar y las que quieran, pero estas marcaron la verdadera revolución este año. Lo que consiguieron este año con Days Are Gone sobrepasa la lógica, y eso es algo que la música nunca deja de agradecer. Sacaron del hip hop, el R&B, el pop mas chicloso (sin ir más lejos se atrevieron con un cover a “Wrecking ball” de Miley Cyrus), de la música disco de los setenta y de la electrónica de los ochenta los elementos necesarios para sacarse del bolsillo hits de la talla de “Falling”, “Forever”, “The wire” o “If I could change your mind”. Pueden ir para largo si se lo proponen.

6. Black Rebel Motorcycle Club – Specter At The Feast

Difícil escribir sobre ellos sin que se me salga una lagrima. Entre el luto y el deseo de continuar luego de la muerte de Michael Been, padre del bajista Robert Been y algo así como el alma mater del trío hace unos tres años; se mandaron un disco que sobrepasó las expectativas de todo el mundo. Es el grito lastimero de alguien que ha perdido lo que nunca debió perder y que ahora sabe que jamás lo podrá recuperar, pero a la vez es capaz de rehacerse de sus cenizas como un ave fénix y vuela tan o más alto que de costumbre. Condensa la sensación de luto y homenaje en “Returning” y su versión de “Let the day begin” (original de The Call, la banda que lideraba Michael Been en los ochenta), pasa a la rabia y el desafío en “Hate the taste” y “Rival”, para cerrar con momentos más densos e impredecibles en “Funny games” y “Sell it”, demostrando que hasta en el peor momento de sus vidas la música puede fluir natural, sin complejos, y sincera.

5. David Bowie – The Next Day

El 8 de enero del 2013 debe quedar para siempre en la memoria de todo aficionado a la música. Fue ese día cuando el británico dijo que volvería al ruedo con un nuevo sencillo “Where are we now?” y un nuevo álbum, The Next Day. Nadie, absolutamente nadie, contaba con un regreso de esas proporciones (al menos en lo que a lanzamientos se refiere, porque parece no tener intenciones de presentarse en vivo de nuevo). Y cuando el mundo escucha The Next Day, solo se puede rendir ante la evidencia: el que sabe, sabe. “The stars (Are out tonight)”, “Love is lost”, “How does the grass grow?”, “Dirty boys”, “The next day”, o “Valentine’s day”, quedan como esos clásicos que parecen fuera de tiempo, pero que aun así pegan. No sé si eso se deba a la nostalgia o a esa ausencia tan prolongada, pero de lo que no cabe duda, es que varias de esas canciones son de los mejores momentos musicales de Bowie en su historia.

Por eso cuando me pregunten cual fue mi momento más feliz del 2013, aparte de los conciertos, siempre diré que fue cuando Ziggy, el Duque Blanco, el Camaleón, dijo presente con esta canción.

4. Disclosure – Settle

Un día, una semana cualquiera, todos parecían estar hablando de Disclosure y cierta actuación en el show de Jools Holland. Por abril o mayo si no estoy mal. Y en esas semanas cuando “Latch” se cruzó en mi camino, fue cuando algo hizo click en mi cabeza. Esa sensación iría en aumento cuando escuche por completo Settle, el debut de los hermanos Lawrence. Fue como sentir un nuevo horizonte abriéndose ante mis ojos y mis oídos, donde la sofisticación y el mundo de la discoteca parecían conocerse de toda la vida, aun en medio de un contexto dominado por la agresividad de los bajos en el dubstep o el house más comercial. Así, temas como “You and me”, “Help me lose my mind”, “Stimulation, “F for you” o “White noise” redondeaban esa posibilidad de que bailar fuera una opción de sentirse libre antes que de seguir un modelo establecido de “ser joven”. Pero fue con “Latch” cuando le volví a creer a la electrónica, cuando me demostró que el género podía volver a ser tan desafiante como solía serlo.

3. Empire of the Sun – Ice on the Dune

Incluir a Empire of the Sun en este lugar tiene sabor a reivindicación, luego de algunas de las reseñas más injustas que haya leído en mi vida, cortesía de Pitchfork y NME. Luke Steele, la mitad del dúo australiano junto a Nick Littlemore, comentaba con respecto a las comparaciones de su álbum con el Random Access Memories de Daft Punk unas palabras que hicieron que pasaran de tener un buen álbum, a uno que de verdad podía dar guerra: “El de Daft Punk tuvo una gran campaña de marketing, pero el de nosotros tiene mejores canciones”.

Lo pondré tan claro como esto: si no estuvieran entre los 13, estaría Daft Punk en su lugar. Y si «Alive» no fuera la mejor canción del 2013, lo seria «Get lucky». Lo que ocurrió en realidad es que el duo australiano fue más pegadizo, más directo, más contundente, y mucho más ambicioso que la campaña exageradamente secretista de los franceses, que si bien tenían canciones tremendas, quedaban por debajo del exceso de especulación con el público. Entre eso y hits de la talla de “Alive, “DNA”, “Celebrate”, “Ice on the dune”, “Awakening”, “I’ll be around” o “Surround sound”; consiguieron una legión de publico mucho más amplia de la que ya anticipaban en su debut. Ojalá que en Estéreo Picnic sean la bomba que han sabido ser en los últimos meses.

2. Nick Cave and The Bad Seeds – Push The Sky Away

Mas urbano que el hip hop, más crudo que cualquier guitarra desafinada (sin tenerlas), mas endiablado y poderoso que cualquiera, vulnerable y a la vez combativo, con los magníficos arreglos por parte de Warren Ellis, un arsenal de temas envidiable como “We no who U R”, “Jubilee street”, “Mermaids” o la misma “Push the sky away”, y presentaciones para el recuerdo en Glastonbury y Coachella (donde también se presento con su proyecto paralelo, Grinderman). Como es la costumbre para el australiano, optaron por trabajar líneas narrativas y escenarios urbanos que oscilan entre lo trastornado, lo romántico y por momentos lo decadente de ambas cosas. En ese sentido «Jubilee street» y su secuela «Finishing jubilee street» constituyen dos polos opuestos muy interesantes.

El mundo estuvo a su completa sombra este año, excepto por una banda…

1. Primal Scream – More Light

Primal Scream es una banda que tiene esa clase de encanto que no parece tener nadie. Ese encanto de que sabes que por momentos suenan muy raros, que suenan retro, que suenan actuales, que es muy probable que en tu circulo social los conoces tu y 5 gatos mas cuando mucho, pero sientes que todo el mundo debería gustar de ellos por razones que no acabas de entender.

Con More Light todo el camino que recorre la banda de Bobby Gillespie en los últimos 30 años se sintetiza un tema tras otro haciendo música con unas letras certeras, comprometidas políticamente por momentos y hechas para el que ama la música por encima de todo. A pesar de su extensión (los temas no bajan de los 4 minutos de duración), sigue sonando con una solidez y una frescura aplastantes. Demuestran, como la mayor parte de las ocasiones, que no existe mejor terapia para la mediocridad y la banalidad musical que el grito primal. Ese que desahoga hasta la última gota de la rabia artística que hizo que todos (o los que saben de su existencia) quisiéramos ser de Glasgow alguna vez. Y lo desahoga de forma magistral en temas como las shoegaze “2013” y “Hit void”, el pseudo hip hop de “Culturecide”, rock efectivo y sin rodeos en “Invisible city”, el caos organizado de “River of pain”, un blues renovado en “Goodbye Johnny”, y un cierre bien ‘screamadelico’ con “It’s alright, it’s ok”.

Por eso es injusto que todavía en Colombia no encuentre cabida esta banda. Con ellos nace la verdadera fusión musical, la que no teme ser y dejar de ser y. A esa que no le importa de dónde saca y por qué lo hace, sino la forma en que lo hace. Si esa psicodelia que ya comienza a dominar el panorama tiene sentido, es con ellos. Cuando grupos como Tame Impala, Foxygen, Toy o Temples asumen esa vía ellos dicen algo así como «enseñemos a estos novatos como se hace». Eso es More Light: es el rock n roll en toda su expresión. Es el mejor álbum del 2013.