6 años de Picnic

Por: Fernanda Cobos 

Pensar en el título de este artículo me dio escalofrío. Parece que fue hace nada que los arriesgados y valientes creadores de un sueño, se embarcaron en la aventura que hoy conocemos como Festival Estéreo Picnic, en la que nos invitaron a alejarnos de las obligaciones diarias para congregarnos en torno a la música en nuestra querida Bogotá. Sin embargo detrás de ese “parece que fue hace nada”, hay grandes esfuerzos, que se convirtieron en historias que nos ha llevado a conocer culturas y maneras de ver el mundo a través de un vehículo llamado música.

La evolución de esta fiesta, es notoria: en 2010, presentó 8 artistas encabezados por una leyenda de la música reggae, Matishyaju, junto a Instituto Mexicano del Sonido, 2 Many Djs; y nacionales como Palenke Soultribe y Bomba Estéreo. A esta edición no asistí, pero si recuerdo los comentarios que giraban en torno a lo que había sido el alma del festival, el ambiente de frescura y «buen parche», marcó la diferencia desde el principio.

Luego en 2011, fueron 28 propuestas; de estos, Calle 13, The Presets, The Sounds y CSS, se destacaron entre los invitados internacionales. Por su parte, los nacionales, Alfonso Espriella, Frankie ha muerto, Purple Zippers y Monsieur Periné, pisaban fuerte la tarima que ha servido como escenario masivo para que público de diferentes corrientes tenga un abrebocas de lo que está pasando en cuanto a música en Bogotá y el país en general. Este fue mi primer Picnic. Era increíble ver tantos artistas en un mismo lugar, poder pasear de lado a lado, cantar, bailar, tirarme en el pasto, y retomar energías para continuar disfrutando.

CSS Estéreo Picnic 2011

Para el 2012, la cantidad de artistas pasó a 23, pero la aparición de bandas que ya habían pasado por escenarios mundiales, le dio aún más peso a esta criatura que ya había dejado la niñez, para pasar a la adolescencia perfilando sus gustos y haciendo una tarea muy valiosa; poniendo a las bandas locales ahí a disposición de los curiosos para que se dejaran enamorar la escena local. Aquí vimos a MGMT, Caifanes, TV On the Radio, acompañados de Resina Lala, Globos de Aire, Superlitio y Systema Solar, por mencionar algunos.

Mi año favorito. Un festival llegando a la madurez.  Me parecía increíble pensar que íbamos a ver en vivo a Don Bernard Sumner y su combo, pero así fue. Cuando anunciaron el cartel lloré de la emoción. Y lo que vino después fueron solo alegrías encabezadas por New Order, The Killers, Two Door Cinema Club, Crystal Castles y Vetusta Morla. De las propuestas nacionales recuerdo ver a Planes, Alcolyrikoz, Pernett y Mr. Bleat; el calentamiento perfecto para esa noche que nos llevó al pasado, nos recordó a Ian, nos llenó de nostalgia.

New Order recordando a Joy Division en 2014

Llegó el 2014, 41 artistas esperaban a un público ávido de rock. Leyendas como NIN y Pixies hicieron del cartel algo perfecto. Promesas disparadas como Savages y propuestas consolidadas como Babasónicos, Empire of the Sun, Vampire Weekend, fueron suficientes para llenar los 3 días de música, arte y cultura. Las bandas nacionales, a la cabeza del productor Mateo Lewis, Árbol de Ojos, Juan Pablo Vega y Lospettitfellas, deleitaron con su versatilidad y carácter auténtico.

Pixies 2014

Y en este 2015 la organización tiró la casa por la ventana: más de 60 artistas, 3 escenarios que durante el primer día nos dejaron exhaustos con tan buena descarga de sonidos. Destaco la presentación de las bandas locales Mitú, Planes y La Tostadora, así como las latinas Astro y 424. Por supuesto la desbordante pasión del señor Jack White, la versatilidad de Foster the People, la fuerte conexión de The Kooks con sus fans y la capacidad de crear atmósferas fuera de este mundo de SBTRKT.  De la edición actual, ya les contaré más detalles en una próxima entrada.

Y aunque todo no ha sido fácil, así como lo han afirmado sus creadores y curadores en entrevista con varios medios, ellos se han mantenido firmes con la idea en la cabeza de mantener y moldear un festival que merecíamos los bogotanos con artistas internacionales vigentes, apostando por las bandas clásicas y sirviendo de vitrina para las locales, resaltando lo que sucede en las entrañas de una ciudad llena de sonidos esperando a ser escuchados.

De otro lado, debo admitir que aun como público nos falta apropiarnos de los sonidos locales. Aún no les damos el valor que merecen. Sinceramente es muy triste ver tarimas casi vacías mientras una banda se esmera por hacer de su presentación algo inolvidable. Y algo que también me va a molestar siempre es la gente que va y no tiene ni idea de qué la música que va a sonar, que solo asisten porque es el plan del momento, porque todos mis amigos van, etc. Les garantizo que la experiencia sería más enriquecedora si todos conocieran por lo menos algo de las bandas que se disponen a escuchar.

A pesar de esto, estoy convencida de que el Picnic más grande de Colombia es mágico, no solo por la propuesta vanguardista, sino porque es capaz de congregar a fanáticos, djs, bandas, colectivos y artistas de todo el mundo que se reúnen en torno a un espacio armonioso que propicia el juego, el arte, la moda, la comida y  la aventura que por lo menos por algunos días nos da la posibilidad de volar lejos de nuestras obligaciones para entregarnos de lleno a los efectos de la música. Si usted ha hecho la tarea y ha asistido a todas las ediciones o por lo menos ha ido a alguna, puede dar fe de la energía que se siente a medida que se suben las bandas a tocar, o incluso mucho antes cuando se destapa el telón y se conocen los artistas definitivos que llenan de anhelos a los melómanos.