Por: Edna Cárdenas Follow @mrsnitro
La gente puede cambiar todo lo que quiera, y eso significa que pueden cambiar cualquier cosa en el mundo. Muéstrame cualquier país y habrá gente ahí. Y es la gente la que forma el país. La gente tiene que dejar de pretender que no están en el mundo. La gente está concentrada siguiendo sus pequeñas huellas. Soy uno de ellos. Pero todos tenemos que dejar de seguir nuestra propia cola de ratón. La gente puede hacer lo que quiera; es algo que estoy comenzando a aprender. La gente afuera está haciéndose daño unos a otros; hacen esto porque han sido deshumanizados. Es hora de traer a la humanidad al centro del ring y seguir así por un tiempo. ¡La codicia… no nos llevará a ningún lado! Deberían tener eso impreso en un cartel gigante en Times Square. Piensa en eso. Sin la gente no eres nada.
Este es el párrafo de cierre que escuchamos de la voz de Joe Strummer, en el documental The Future is Unwritten, dirigido por Julien Temple. Dos horas y media en donde a través de la voz de quienes compartieron su vida, imágenes de archivo y música, nos muestran la vida de una de las estrellas de rock más humanas que aún siguen seduciendo con su inmenso legado.
Resumir la vida de Joe Strummer luego de la magnífica pieza audiovisual con la cual el director británico le rinde homenaje a su amigo, es casi imposible, porque The Future is Unwritten nos ofrece una mirada a un ser humano, en donde personajes como Mick Jones, guitarrista de The Clash, admite facetas no tan agradables de Joe.
Sin embargo aquí va un intento por interesarlos en la vida de Johan Graham Mellor. Hijo de un diplomático británico nacido en la India y de una enfermera criada en las tierras altas de Escocia, quien internado en un colegio privado en Inglaterra tuvo que lidiar con el “abandono” de sus padres, allí comenzaría a crear su peculiar forma de ver la vida, sólo salía una vez al año y por lo general tenía que viajar a diferentes lugares del mundo a visitar a sus padres. A temprana edad Joe entendería que “la autoridad se basa en la sabiduría, pero vio que era un sistema de control”.
“Tienes que hacerlo tu mismo, nadie lo va a hacer por ti”
Strummer asistió a la escuela de arte en donde conoció a sus compañeros con los que se iría a vivir a la casa 101 del Walterton Road en Londres, casa abandonada “okupa” en donde crearía una especie de comuna. Durante esa época y debido a la crisis económica londinense, las personas debían abandonar sus casas, entregarlas a los bancos. Estas edificaciones terminaban abandonadas y ocupadas por familias y jóvenes que no tenían cómo pagar por un lugar para vivir. The 101ers adquirieron un nombre dentro de algunos bares de la ciudad, incluso The Sex Pistols fueron a apoyarlos y compartieron tarima en un toque. Mick Jones y Paul Simonon junto a su manager “Bernie” se acercaron a Joe Strummer y le dijeron que se uniera a ellos, así nació The Clash, con quien grabó míticos álbumes como Sandinista, The Clash y London Calling.
Su determinación para convertirse en estrella rock nunca mató su sentido de activismo, que más que ser una pose, o una afiliación política,fue siempre una creencia por el hacer, por “hacer que el mundo fuera menos deprimente de lo que era. Porque era Joe quien se quedaba en los conciertos esperando para hablar con los fans y fue él quien por medio de las canciones que escribía y Mick Jones por medio de los arreglos que escogía para las canciones, quienes junto a Simonon y junto a Topper Headon, lograrían,incluso cuando comenzaron a alejarse de la realidad a la cual le cantaban, acercar la realidad a su público; guerras, desigualdad, falta de oportunidades, racismo, discriminación, amor, odio, rabia, protestas, todas problemáticas transversales al mundo entero.
Quizás fue su trabajo con The Clash el que más viajó por los radios del mundo, sin embargo, Joe Strummer fue tan legítimo en sus ideales y creencias personales, que tras la separación de The Clash, duró un periodo experimentando y viajando para lograr poner sus pies en la tierra, todo con el objetivo de abandonar su rol de rockstar, Strummer grabó discos con Joe Strummer and the Mescaleros, compuso canciones para la banda sonora de Sid and Nancy, actuó en Mystery Train, película de Jim Jarmusch, pero sobre todo, fue fiel a su visión musical, tanto así que su reunión con Mick Jones para tocar como The Clash fue en pro de los bomberos de Londres quienes exigían salarios justos, Joe no cobró por ese toque.
Su postura y forma de vida han sido consideradas por muchos de sus admiradores como la postura más punk de los representantes de esos días de 1977, cuando la escena punkera en Nueva York y Londres ardía. Joe Strummer siempre defendió su paso por el punk y por un estilo más hippie, porque consideraba que ambos “movimientos” eran uno solo, una búsqueda por la identidad propia y por lograr un cambio en el mundo.
A pesar de ver cómo el mundo explotaba, a pesar de vivir en pleno 1968, de ser testigo de invasiones norteamericanas, de períodos históricos llenos de rebelión y conflicto, ni Joe Strummer, ni The Clash caerían en el idealismo de realidades inalcanzables, lo suyo siempre fue buscar acciones cotidianas que ayudasen a mejorar la vida de quienes lo rodeaban y en un rol casi de periodista riguroso, combinaba su gusto por las culturas diferentes, con un deseo de contar esa historia, cosa que hizo muy bien su programa de radio para la BBC, London Calling.
A Joe seguiremos dando gracias por su legado, por inspirar a músicos famosos como Henry Rollins de Black Flag , Bobby Gellespie de Primal Scream, Courtney Love y a los incontables músicos de garage que han encontrado en sus sonidos y letras una motivación para cuestionar la autoridad, para cuestionar su propio camino y ante todo, creer en la música como camino para mover la humanidad.
Para G.