Crystal Castles en Bogotá

Por: Pablo Chilito

Fotos por: Pablo Chilito / Iván López / El Enemigo

Pensar en Crystal Castles me hace recordar muchas cosas que sucedieron hace un par de años. Una de ellas es que sin ellos la música electrónica jamás habría llegado a mi vida, o que algunas personas tampoco habrían estado en mi camino si no fuera por ellos, o, quizá, el hecho de que sin ellos mi 2013, hablando en términos musicales, no habría sido lo mismo.

El martes, mientras esperaba en la puerta de Armando Records para revivir uno de los conciertos más memorables de mi vida, no pude evitar acordarme del Estéreo Picnic 2013; una fecha que, aún hoy día, guardo con mucho cariño en mi corazón por ser el año en que mi yo ‘festivalero’ nació. Sin ellos ese domingo 7 de abril no habría sido igual — y sí, lo entiendo, vimos actos como Café Tacvba, New Order o The Killers; pero, su show fue, para mí, significativo en muchos sentidos —.

Eran, quizá, las 9:45 de la noche cuando dejé el escenario Estéreo mientras cientos y cientos de personas me empujaban y chiflaban por estar abandonando uno de los shows más importantes de ese año. New Order en Colombia era un hito para todos los asistentes — para mí también lo era —, pero el hecho de tener por segunda vez a Crystal Castles en nuestro país era aún más importante que todo. Casi como una misión imposible conseguí llegar a un escenario Picnic que todavía se estaba recuperando luego del paso de Major Lazer por él; pero, lo mejor estaba por venir. Gracias a dos de mis mejores amigos logramos estar en primera fila para esa fiesta que tendría cita a las diez de la noche de aquel día.

El martes pude volver a ese momento de hace tres años cuando en medio de un aplauso masivo todos recibimos a Ethan Kath y Alice Glass con una carpa llena totalmente y la emoción a más no poder por tener a los grandes del witchcraft una vez más con nosotros. Aunque, como sabemos todos, Glass ya no hace parte de la banda, ayer también fue nuestra oportunidad de conocer la nueva frontman: Edith Francis.

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Como un gran seguidor de la banda, no pude aguantar las ganas de llegar temprano para hacer fila, creyendo que sería la parte más complicada de superar; pero, a decir verdad, la gente comenzó a llegar después de las seis de la tarde. Eso nos dio la oportunidad a todos los que ‘madrugamos’ de poder ver pasar al lado nuestro a Crystal Castles. Nadie podía creer que la banda estuviera caminando por la zona sin que las personas lo notaran. Los que tuvieron suerte se tomaron una foto con ellos, otros no alcanzamos a verlos sino hasta su presentación.

A las nueve de la noche comenzó la fiesta con Gonzalo Rodríguez en los decks de Armando. Conocido por ser el DJ que tocó hace tres años en el Picnic, justo antes de la presentación de Crystal Castles. Rodríguez también es el director de la Franja Electrónica de Radiónica y el realizador de Los Rodríguez (que, por cierto, hace dos semanas se presentaron en el LOOP 26)

Su presentación estuvo cargada de ritmos pegajosos que a todos los asistentes nos pusieron a bailar. Si bien su show era para ambientar el Music Hall, muchos de nosotros disfrutamos minuto a minuto de cada beat que nos regaló. Y, aunque su set time duró muy poco tiempo — desde las nueve hasta las diez de la noche —, la casa se comenzó a emocionar con el pequeño show que Gonzalo nos dio.

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A las diez la noche salió a escena el gran Diego Cuéllar, a.k.a Las Hermanas. Conocido por su excelente presentación el año pasado en el Festival Sónar Bogotá, además de ser el representante de Colombia este año en el Sonar Barcelona; este músico bogotano sorprendió el Hall con una presentación impecable. Estrenando su más reciente disco ‘Nadie jamás ha visto una calavera triste’, Cuéllar nos dio una show lleno de poderosos beats y cortes sacados de viejos vinilos con una mezcla de ritmos hip-hop y electrónicos.

La respuesta del público fue buena, a pesar de que muchos no sabían quiénes era este artista. Los asistentes que ya habían presenciado el show de este gran músico bailaron a más no poder con cada una de sus canciones. Las cosas fueron muy bien, y Diego estaba contento con la buena energía que los asistentes le dimos; cerca a las once de la noche terminó su set, se despidió entre algunos chiflidos y aplausos, dejando el escenario listo para la banda principal.

El horario en que la banda se presentó sorprendió a muchos. Las once de la noche parecía muy temprano para que Crystal saliera a escena; pero, la emoción era más grande que la duda y eso poco importó cuando las luces se apagaron y la fiesta inició.

Ethan fue el primero en salir. El público estalló en emoción, los gritos de alegría eran impresionantes y la felicidad de muchos era de no creer. El momento más esperado de la noche por fin había empezado. Concrete dio inicio a la noche, uno de los tracks que la banda estrenó en vivo después de la salida de Glass; y, que marcaban el debut de la nueva cantante Edith Frances.

Esperábamos que el show del 2013 lograra repetirse; que la fuerza de ese encuentro nos llevara a nuestros más grandes recuerdos; que Edith pudiera emocionarnos como Alice lo hizo hace tres años. Ansiosos quisimos volver a ese domingo de abril, pero por momentos no lo logramos.

La conexión que debía existir en tracks como ‘Baptism’, ‘Suffocation’ o ‘Kerosene’ sólo se lograba parcialmente. Y no sabemos si fue un problema del venue, o un inconveniente de la banda, pero el sonido no cumplía con las expectativas que teníamos. La voz de Edith llegaba a perderse por completo entre los instrumentales que lanzaba Ethan con violencia, como queriendo rescatar el show que a ratos perdía el ritmo con el que había iniciado.

El show estuvo dividido en dos partes. Un live set y un DJ set que cada tanto protagonizaba Kath, mientras Frances procuraba mantener al público emocionado con sus movimientos y su despreocupada actitud.

La banda continuó su show, después del primer DJ set, con ‘Fleece’, un adelanto más de su esperado cuarto álbum. Estas nuevas canciones son poderosas, contundentes, en la propuesta sonora; pero, a la hora de escuchar los vocales volvíamos a tener el problema de que no entendíamos nada de lo que Edith estaba diciendo. Y aunque bailamos desenfrenadamente con estos nuevos tracks, nos quedamos con ganas de conocer la unidad que hacen Frances y Kath.

Sucedió igual en canciones como ‘Crimewave’, ‘Telepath’ y ‘Celestica’. Ese trío era, sin duda alguna, de los más esperados por los asistentes. Y no parábamos de bailar, de saltar, de gritar por la emoción que nos causaba el volver a cantar con Crystal Castles; pero la única voz que se escuchaba era el unísono que trataba de rescatar el vacío que estaba dejando Edith en el escenario.

Antes de su Encore la banda nos regaló ‘Wrath Of God’ y ‘Not In Love’. Creería que la segunda fue el único track donde se escuchó la voz de Edith.

Este fue uno de los momentos más emotivos de la noche. La felicidad se apoderó de todos mientras Ethan lo entregaba todo en sus consolas para dejar al público satisfecho; el baterista tocaba cada vez más fuerte para mantener viva la emoción y Frances, con su actitud, logró ponerle un poco de sabor a ese momento de la noche.

Luego se apagaron las luces mientras la banda se preparaba para darnos el final del show.

Este era el punto clave con el que la banda podía devolverle la fuerza al público. No puedo negar que muchos de los asistentes los pedían a gritos sin parar. Los chiflidos aumentaban con cada minuto que pasaba, los aplausos, las ganas de que la banda volviera a escenario. Por suerte, y poco después de cinco minutos, Ethan apareció de nuevo dando las gracias a todos por estar presentes.

Lo que se suponía era el final de su show con ‘Untrust Us’ y ‘I Am Made Of Chalk’, se quedó sólo con la primera canción. Ya en ese momento la emoción se perdió en muchos de nosotros, pues lo que es el icónico coro de ese track que conocimos en el 2008, se quedó corto una vez más por los problemas que experimentamos con la voz. A duras penas logramos seguirle la pista a Edith.

Después de esto la banda salió del escenario en medio de aplausos y gritos enfurecidos porque su set había sido demasiado corto para la expectativa que habían generado en el público. Nadie podía creer que no hubieran tocado la última canción. Todos los presentes gritaron una y otra vez el nombre de la banda mientras su staff desmontaba los equipos en el escenario; gente a mi lado insultaba a Kath y Frances por su ‘pésima presentación’; otros sin más decían que había sido ‘su peor show en las tres veces que nos habían visitado’ y estaban los que agradecidos se iban felices por haber vivido este show.

Por mi parte puedo decir que los dos conciertos quedarán uno lejos del otro. Como ese 7 de abril no hubo ni volverá a haber un show en Bogotá. Por más que la banda lo haya entregado todo en el escenario, siempre quedará por encima esa noche en que Alice Glass y Ethan Kath sacudieron el Estéreo Picnic.

Sí, esta era la ocasión de darle la oportunidad a Frances para que demostrara porqué había sido elegida para llevar la responsabilidad de una banda como lo es Crystal Castles, es comprensible; pero, esperamos que, si existe una próxima vez, ojalá logren llenarnos de tanta adrenalina como esa segunda vez que pisaron un escenario en nuestro país.