Por: Daniel Ospina
@themockman
Ilustraciones por: Orlando Korzo
@OrlandoKorzo
La segunda década de los 2000 comenzó con la Primavera Árabe y terminó con manifestaciones callejeras en varios países del bloque occidental. Polarizados, confundidos y abrumados por el nivel de penetración que tuvieron las redes sociales en nuestras vidas para bien y para mal, pero aún más porque la brecha entre la expectativa y la realidad se vuelve mayor entre más pasa el tiempo.
La música no fue una excepción y ciertamente se ha visto que los acontecimientos más importantes alrededor de ella no están vinculados con la creación, sino con su consumo.
La música no fue una excepción y ciertamente se ha visto que los acontecimientos más importantes alrededor de ella no están vinculados con la creación, sino con su consumo. Importan más los dispositivos en los que se escuche, las plataformas, los analytics derivados, pero a veces sucede que la canción o el artista en sí quedan en segundo plano. No es que no hubiese discos, actos o festivales que llamaran la atención, pero entre la nostalgia y ese poder abrumador de los datos y la información en los tiempos que corren, la canción per sé parece haber perdido algo de su valor.
Para este especial del final de la década recordamos diez momentos que a nuestro juicio estremecieron la industria musical, por su sorpresa, la novedad, el cambio de paradigma o por elevar el nivel de excitación en todos nosotros, así fuese de manera más o menos breve:
Fyre Festival
Vivir de apariencias y obsesionarse con ellas pocas veces fue tan bien ilustrado como en el escándalo que rodeó el Fyre Festival de 2017, el evento que prometía ser una revolución en la forma como se concebía hasta entonces un festival de música y terminó en un fraude de proporciones épicas.
Ahí donde los asistentes esperaban encontrar comida gourmet, artistas de primera línea, fiestas en yates, supermodelos y demás lujos en la isla privada de Pablo Escobar (de donde los sacaron por motivos legales, pues hicieron la promoción del evento mencionando el nombre de Escobar); encontraron carpas de los cuerpos de paz, comida muy por debajo de los estándares que habían ofrecido y bandas canceladas.
El nombre de Billy McFarland, creador del evento (o del fraude), quedó en el recuerdo y aún hoy sigue derivando en consecuencias judiciales, pues recientemente algunos de los artistas e influencers que dieron visibilidad al evento (que incluyen a Blink-182, Pusha-T y Emily Ratajkowski) fueron demandados bajo el argumento de que no informaron al público de los problemas del mismo, aún cuando no planeaban asistir por dicho motivo, exigiendo en el proceso la devolución del dinero que percibieron por darle visibilidad al Fyre Festival en sus redes sociales. Muy recomendado el documental de Netflix al respecto (FYRE: La fiesta más exclusiva que nunca sucedió), si no lo han visto aún.
Las revelaciones del incendio de Universal Studios en 2008
El 1 de junio de 2008 se produjo un incendio en los Universal Studios de Hollywood, debido a que un trabajador estaba utilizando un soplete durante la colocación de unas tejas de asfalto en la fachada de dichos estudios. En su momento se dijo que las pérdidas oscilaban entre las 40.000 y 50.000 copias archivadas de videos y películas digitales, pero en junio de 2019 una investigación llevada a cabo por Jody Rosen del New York Times Magazine reveló que el incendio también destruyó más de 100.000 cintas maestras de audio pertenecientes a Universal Music Group (UMG). Entre ellas se incluían grabaciones originales de cantantes y bandas como Cher, Eric Clapton, Neil Diamond, The Eagles, Eminem, Guns N’ Roses, Janet Jackson, Elton John, y The Who.
Aunque al principio UMG cuestionó la historia, a los pocos días el director ejecutivo Lucian Grainge confirmó que hubo una pérdida significativa de estos archivos musicales. Si bien todos ellos tenían su respectivo respaldo, el hecho de que hubiesen ocultado dicha información a los artistas del sello llevó a una demanda conjunta entre Steve Earle, los representantes de las propiedades de Tupac Shakur y Tom Petty, y las bandas Hole y Soundgarden contra UMG, puesto que aparentemente el sello tiene una lista no publicada de los masters que se perdieron en el incendio, alegando incumplimento de contrato al no conservar adecuadamente los masters de grabación, y exigiendo que se les pague la mitad de lo que el seguro le pagó a UMG por el incendio, así como la mitad de las pérdidas que no fueron cubiertas por el mismo. Aunque el sello presentó una moción para que la demanda sea desestimada, el caso continúa.
Los cinco discos de King Gizzard & The Lizard Wizard en un año
Lanzar dos LPs por año era algo relativamente frecuente durante los años 60 y 70, pero en parte por la llegada del punk esa práctica se hizo bastante infrecuente, lo que llevó a la dinámica de grabar discos cada dos o tres años, en promedio, misma que en líneas generales continúa hasta hoy.
Algunos artistas con “espíritu libre” como Thee Oh Sees o Ryan Adams lanzaban discos en años consecutivos o dos por año, y King Gizzard & The Lizard Wizard también comenzó a hacerse notar por esta práctica desde su formación en 2010, pero en 2017 y con ocho álbumes en su espalda, los australianos apostaron por hacer una locura absoluta: publicar la cifra de cinco LPs en un solo año. Todos muy diferentes entre sí, comenzando por el Flying Microtonal Banana donde experimentaban con los microtonos; pasando al conceptual Murder Of The Universe con elementos de spoken word, en junio; al que le siguió en agosto Sketches of Brunswick East, con influencias del jazz y realizado en conjunto con Mild High Club; el notablemente inspirado en el krautrock Polygondwanaland, en noviembre, publicado completamente gratis y con la posibilidad de que los seguidores fabriquen sus propias copias del álbum con los templates que la banda dispuso para ser descargados e impresos por cuenta propia; y Gumboot Soup, en diciembre, en el que se recopilan temas que no se utilizaron en los otros cuatro discos.
Esta es una hazaña admirable, especialmente por sostener su peculiar estilo a lo largo de cinco trabajos tan contrastados entre sí.
2016, el año que murió la música
Más o menos desde la muerte de Michael Jackson, en 2009, la segunda década del siglo XXI fue una donde vimos morir a muchos de los artistas que ayudaron a definir el concepto de “música pop”, tanto en el ámbito internacional como en el regional y el local. Pero particularmente en 2016 la parca se ensañó con muchos artistas: David Bowie, Prince, George Michael, Glenn Frey de Eagles, Keith Emerson, Nick Menza de Megadeth, Alan Vega, Leonard Cohen, Pete Burns de Dead Or Alive, Leon Russell, Juan Gabriel… Todos ellos y varios más dejaron este mundo en un lapso de 365 días que dejaron en el aire esa sensación entre los defensores de que “música era la de antes”, y que, en efecto, había muerto.
Aún si es una postura bastante lejana de la realidad, lo cierto es que una camada de intérpretes increíbles, compositores insuperables, músicos que llevaron al límite ese mismo concepto de música en su momento, tuvieron que hacer ese tránsito de la leyenda al mito mientras recordábamos sus canciones y su legado, un muerto a la vez.
El holograma de Tupac Shakur en Coachella
Dr. Dre y Snoop Dogg se encargaron de cerrar el último día de Coachella en 2012, presentando una selección especial del repertorio de ambos e incluyendo colaboraciones de Warren G, Eminem, 50 Cent y Kendrick Lamar, pero por mucho, el momento más recordado de ambas presentaciones fue la aparición del holograma del fallecido Tupac Shakur para interpretar “California Love”, «Hail Mary» and «2 of Amerikaz Most Wanted».
Cuando saludó a todos con un clarito “What’s up Coachella?”, dejó tan sorprendidos y conmovidos a los presentes como a los que siguieron el concierto por streaming. También generó la pregunta normal ante algo así, que básicamente es si en el proceso no están matando los conciertos al reemplazar a los artistas de carne y hueso del momento por hologramas bajo el argumento de que “eso de antes sí era música”, por un lado; y que un holograma no se cansa como un artista de carne y hueso.
Hay que recordar que Frank Zappa ya tiene su holograma rodando por el mundo…
El streaming
El paso de la música como producto físico a servicio digital fue posible gracias al ejemplo de Napster. Aunque tomó tiempo desde su caída para que algún visionario se atreviera a modelar el negocio del cual disfrutamos hoy, los intentos se fueron sucediendo uno tras otro: MySpace, Jango, Grooveshark y Megabox (el servicio que intentaba poner en línea Megaupload antes de que los bajaran de internet) por un lado, e iTunes por el otro, representaron esos primeros pasos que culminaron en el despegue de Spotify, Deezer y Tidal (aún siendo de menor consideración) a lo largo de la última década, a los que se añadieron competidores de menor rango como Soundcloud o Google Play Music.
A pesar de su innegable impacto en la forma en la que se concibe y se consume la música en la actualidad (sin mencionar la posibilidad de escuchar música de los rincones más alejados del planeta), estos servicios no han estado ajenos a la controversia por situaciones como las regalías insuficientes o los “artistas fantasma”.
Lee aquí: Las plataformas de música más destacadas de los últimos años
Nirvana en el Hall Of Fame
Kurt Cobain fue en vida un feminista declarado. Cuando llegó el momento de introducir a Nirvana en el Rock And Roll Hall Of Fame en 2014 es probable que para todos tuviera sentido que en vez de elegir a un tipo para interpretar todas las canciones para la ocasión (o que Grohl tomara el micrófono), se decidió que el lugar del fallecido cantante lo tomaran las mujeres. Joan Jett, Kim Gordon, St. Vincent y Lorde interpretaron “Smells Like Teen Spirit”, “Aneurysm”, “Lithium” y “All Apologies”, respectivamente, regalando así uno de las ceremonias más sublimes que ha dejado el Hall Of Fame desde sus inicios.
El regreso de David Bowie
Hasta 2004 todo iba bien con David Bowie, pero empezó a sentir dolores en el pecho durante una presentación en Alemania, se sometió a una cirugía en su corazón y anunció un año sabático que terminó siendo un receso de casi una década dedicado a su vida privada y a su salud.
Finalmente, el 8 de enero en 2013, el mismo día que cumplía 66 años, se publicó el video de una nueva canción suya: “Where Are We Now?”, y se anunció un nuevo álbum para marzo de ese año. Ese álbum sería The Next Day y en él pudimos escuchar a un Bowie que repasaba todas sus épocas. Las guitarras, los sintetizadores, el pop, el soul, el rock más contundente, las baladas… es como si hubiese decidido encapsular en un solo disco la mayor parte de sus encarnaciones.
No volvió a aparecer en público, no concedió entrevistas, no salió a dar conciertos… pero al menos le dejó a los millennials la oportunidad de decir en el futuro “recuerdo cuando salió The Next Day”, así como otros en su momento esperaban con ansias Low, Young Americans o Ziggy Stardust.
La muerte de Viola Beach
Viola Beach era un grupo del norte de Inglaterra que hizo pinitos en el negocio con un indie pop típicamente británico. Guitarras con melodías firmes, ritmos pegadizos y una voz que mezclaba inocencia con optimismo. No tenían algo que los diferenciara particularmente, pero sonaban bien. Colaron un sencillo en la BBC, “Swings And Waterslides”, se presentaron en los Festivales de Reading y Leeds, grabaron una sesión en vivo para la BBC y con un segundo sencillo, “Boys That Sing/Like A Fool”, estaban consolidando ese apoyo inicial acostumbrado a la “siguiente gran cosa” que tanto suelen buscar los medios británicos. Desafortunadamente pasaron a la historia por el trágico accidente automovilístico en Suecia que mató a los cuatro miembros de la banda, así como a su manager, cuando el automóvil cayó de un puente ubicado en un canal de Södertälje a pocos kilómetros de Estocolmo, en circunstancias que nunca fueron aclaradas del todo, pues cayó por un hueco en el puente a 70 kilómetros por hora, que en ese momento se encontraba abierto para dejar pasar a un barco. Para evitar un choque con los coches que se encontraban parados esperando a que el puente estuviese de nuevo en servicio, el auto perdió el control, cayendo al canal desde 25 metros de altura.
La tragedia se dio a semanas de que se presentaran en South By Southwest, cortando así lo que pudo ser una carrera exitosa. Hubo una campaña para que su canción “Swings And Waterslides” llegara al primer lugar en las listas británicas, misma que fue apoyada por Liam Gallagher y Kasabian, entre otros, y hasta Coldplay interpretó “Boys That Sing” en una presentación en vivo.
Pussy Riot
Aunque el vehículo para expresarse haya sido la música (sin apelar a una carrera en el sentido estricto de la palabra, eso sí), lo cierto es que la historia de Pussy Riot destaca fundamentalmente por la polémica derivada de sus acciones protestando por la limitada libertad de expresión en su país.
Más allá de la controversia que quedó de su paso por Colombia durante Rock Al Parque en 2018, los dos capítulos que quedaron para el recuerdo en la carrera del colectivo ruso y que a la larga contribuyeron a ubicarlas en el mapa internacional fueron, por un lado, su performance en la catedral de Cristo Salvador en Moscú donde interpretaron “Mother of God, Putin Put!” en protesta por la reelección de Vladimir Putin y el apoyo que le dio a su campaña el patriarca de la iglesia ortodoxa Cirilo I. Tras su performance en la catedral, fueron arrestadas y llevadas a un juicio con bastante atención mediática por el que recibieron una condena de dos años de cárcel. El otro momento fue su invasión a la cancha del Estadio Luzhniki de Moscú, disfrazados de policías, mientras se disputaba la final de la Copa del Mundo entre Francia y Croacia, superando en el proceso un aparato de seguridad de unos 10 km. Por este hecho los miembros del colectivo fueron arrestados por 15 días.