Tras el lanzamiento de «Devoción», el primer sencillo de la nueva etapa de La Sociedad de La Sombrilla, el proyecto se aventura a crear más música durante un ciclo de exploración en el irán encontrando la identidad que los caracteriza. Su primer disco: «Mamá, Mira Lo Que Hice», se acercaba a los sonidos del rock por medio de letras con alto contenido de crítica social, ahora impulsados por la madurez que comienza a marcarlos, sus letras y las guitarras que las acompañan, están propiciadas a ser más cargadas, al tiempo que abordan ahora un comienzo narcisista.
Así aparece su primer videoclip, perteneciente a «Ego», una canción que de nuevo aborda la temática del demonio interno de la adoración de sí mismo. La primera de varias producciones estuvo a cargo de la banda y tres jóvenes estudiantes de arte: Melissa Chaves, Valentina Forero y Juan Martín Molina, quienes imprimen una estética y uso de la fotografía bajo la proyección conceptual de un escenario caótico de control y perdida de voluntad individual.
El catalogo cromático algunas veces disruptivo plantea el complicado hábitat de la perdida de la razón, el dejarse llevar por el egocentrismo y la lucha de ese sentimiento, volviendo a la voluntad propia de abandonarlo, algo que seguro no es sencillo, cual Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
La obra inspirada en el trabajo del contundente Lars Von Trier en «Dogville», sumerge a los integrantes de la banda en un trance dónde son capaces de materializar sus pasiones, siendo meros espectadores, sin poder cambiarlos, presos de una fuerza más potente que ellos.
Ahora, es bastante agradable y convincente el ciclo que viven en estos momentos, de seguir así nos verán en algún tiempo reseñándolos por una propuesta de valor con la posibilidad de influenciar otros proyectos, mientras tanto seguimos viéndolos crecer, orgullosos de los hijos de la casa.
