Entrevista: Pop sin barreras con Salt Cathedral

Por: Fernanda Cobos 

Salt Cathedral estará en el Festival Estéreo Picnic este 14 de marzo. Todos los detalles AQUÍ

Juliana Ronderos, Nicolás Losada y Tommy Hartman,  son las cabezas detrás de Salt Cathedral, segundo capítulo de la banda Il Abanico, que actualmente se encuentra promocionando su nuevo Ep ‘Oom Velt’, producción estuvo mezclada por John Davis el productor y bajista de Nerve y es el resultado de un proceso personal, del que se desprenden los dos sencillos que actualmente están promocionando Holy Soul y Tease.

En 2011 la banda realizó su primera gira por Estados Unidos con un EP llamado ‘Crossing Colors’, con el que participaron en algunos festivales en Canadá y en el SXSW en Austin. Han acompañado en presentaciones a bandas como Hundred Waters, Freelance Whales y Cibo Matto.

Salt Cathedral es una banda que se cimienta en los procesos creativos, la experimentación y la curiosidad permanente por descubrir y crear.  Hablamos con Juliana a propósito de su reciente visita a Colombia.

Escena Indie: Hace cuánto viven en Estados unidos, ¿por qué desarrollar el proyecto allá y no en Colombia?

Salt Cathedral: Nicolás y yo nos fuimos a estudiar a Estados Unidos, cada uno por nuestra cuenta. No nos conocíamos. Nos encontramos cuando estudiábamos en la Universidad de Berklee y allá empezamos a hacer música. Grabamos un disco y la universidad nos otorgó una visa de trabajo, entonces decidimos concentrarnos en desarrollar el proyecto. Estábamos haciendo música en inglés. Yo estaba cantando mucho jazz y al vernos tan inmersos en la cultura de ese país, nos pareció que tenía sentido desarrollarlo allá. Creemos que la música es comunicación con la cultura y con la gente que está alrededor. Luego del disco hicimos giras por Estados Unidos y terminamos viviendo en Nueva York. Es fascinante, uno no se quiere ir de allá.

EIC: ¿Cómo fue el proceso de producción de Omm Velt?

SC: Este EP es diferente al anterior porque veníamos de tocar con bandas. Hacíamos arreglos con unos músicos, luego íbamos al estudio y plasmábamos esa primera parte. En ese proceso, sentíamos que se perdía mucho mientras traducíamos en lo que queríamos que sonara cada instrumento, lo que le decíamos a los músicos, lo que ellos tocaban y cómo el ingeniero lo capturaba. Era una cadena muy larga y no teníamos tanto tiempo en el estudio, en parte debido a los costos tan altos de alquiler del espacio. Nos tocaba ir al estudio y en cinco días grabar todo lo que ya teníamos pensado en la cabeza, entonces, decidimos hacer un pequeño estudio en la casa. Ahora lo que hacemos es trabajar nuestras producciones con tiempo, calma y control.

Cuando empezamos con la producción de ‘Oom Velt’, Nicolás aportaba ideas, yo daba las mías y todo seguía fluyendo. No tenemos una fórmula para hacer las canciones, y yo creo que por eso es que son tan variadas. No obedecemos a un proceso sistemático, todo es muy experimental y esto nos permite llegar a una combinación única. Por ejemplo a veces la inspiración es la línea de bajo, o es un sonido, o un sample, una melodía, un ritmo, un beat. La producción de una canción también puede ser a raíz de la influencia de algún tipo de música. Puede ser asiática, de la India, de latinoamérica, etc. La producción fue un proceso largo en el que trabajamos de manera constante.

A medida que avanzábamos, las canciones fueron cambiando mucho, el resultado final, siempre era diferente a los primeros demos. En algunas canciones de ‘Oom Velt’, las baterías son programadas, en otras, tocamos batería encima de esas, lo que produce un efecto en el que no se puede decir fácilmente si el sonido es sintético o es orgánico. Queríamos llegar a ese punto medio donde la música se siente orgánica, no solo electrónica, y tampoco se percibe que son tres personas con guitarra, batería y bajo. Finalmente logramos sacar lo que teníamos en la cabeza, y fue bastante complejo, porque teníamos un estándar muy alto. Queríamos algo innovador, y que nos gustara a través del tiempo. También fue un camino bastante personal; Nicolás y yo dedicamos mucho tiempo a crear, desarrollar y experimentar. Luego de este proceso, fuimos al estudio, regrabamos las voces y mezclamos para obtener una calidad alta.

EIC: Teniendo en cuenta este proceso de introspección y experimentación, ¿cuál cree que es la mayor diferencia entre la primera producción ‘Crossing Colors’ y ‘Oom Velt’?

SC: ‘Crossing Colors’, era una experimentación, porque fue lo primero que escribimos. No teníamos establecido a dónde queríamos llegar. Por su parte, ‘Omm Velt’, fue una experimentación, pero con la diferencia de que ya teníamos parámetros y sabíamos a donde queríamos llegar. Otra de las diferencias fue el proceso de composición. En ‘Omm Velt’, utilizamos más computadores y en ‘Crossing Colors’, eran solo instrumentos y voz, después hicimos los arreglos. En este nuevo Ep, algunas partes fueron solo guitarra y voz, otras eran líneas de bajo programadas en un computador.

EIC: Además de que la gente no sabía pronunciar su nombre, ¿por qué decidieron dejar de ser II Abanico y cambiar a Salt Cathedral?

SC: Cuando estuvimos de gira nos dimos cuenta que a la gente le gustaba mucho nuestra música, había buena recepción, pero no podían pronunciar el nombre. Eso se traducía en que no nos volvían a encontrar en las redes, no se acordaban. A veces decíamos el nombre en el escenario y nadie lo entendía. Era muy difícil la comunicación porque la gente allá no podía pronunciarla el nombre. Nos dimos cuenta que eso era una barrera de comunicación, no había accesibilidad hacía la gente. Cuando cambiamos el nombre, las cosas cambiaron de inmediato. Por otro lado cuando éramos II Abanico, nos asociaban mucho con música latina, eso hacía que no tuviéramos acceso a espacios en los que queríamos tocar. Cuando nos invitaban a tocar en ciertos escenarios, sentíamos que estábamos en ese lugar equivocado. Al hacer el cambio, nos encontramos en un espacio más asociado al argumento de lo que hacemos, que es música Anglo.

EIC: En este contexto de posicionar la propuesta en un público específico, ¿cómo les ha ido con la gente de Colombia?, ¿les habían pedido que vinieran al país?

SC: Nunca hemos tocado en Colombia, pero mucha gente nos apoya, igual en México. Sin embargo eso ha cambiado un poco desde que cambiamos el nombre, ahora nos escribe más gente de Europa y otros países. Siento que el público en Colombia es muy receptivo, aunque muchos no nos conocen. Vinimos a tocar acá porque amamos el país. Nuestro nombre es por la Catedral de Sal de Zipaquirá, tenemos unas raíces colombianas muy fuertes. Eventualmente queremos hacer música en español, pero en este momento queremos aprovechar la oportunidad que tenemos, como nuestras visas de artistas y seguir haciendo cosas allá, aprender, alimentarnos de conocimiento, experimentar, crear.

Pienso que hacer música en Colombia es difícil porque no me inspira tanto a querer hacer cosas nuevas. En Estados Unidos hay mucha gente haciendo música, explorando, proponiendo géneros nuevos, creando sonidos distintos, así, ante lo que vemos allá, nos cuestionamos constantemente sobre lo que estamos haciendo, lo que nos permite hacer las cosas mejor.

EIC: Lanzaron el EP en vinilo, y aunque hay crecimiento en la producción de este formato, lo digital está muy presente, ¿por qué inclinarse hacia los vinilos?

SC: Esto es parte de una visión más grande del proyecto más grande. Consideramos que el vinilo es arte, algo a lo que le ponemos mucha atención. El vinilo es casi como un souvenir, son un elemento de colección y edición limitada, solo hay 500 para ‘Omm Velt’, y para ‘Crossing Colors’ fueron solo 250. Nunca vamos a sacar más, de hecho yo me quedé sin uno, estoy buscando a quién se lo puedo comprar de vuelta. Con la producción de los vinilos no ganamos dinero, se producen muy al costo, no es un negocio. Decidimos apostar por el vinilo como una forma de entregarle algo a la gente, mostrar el arte y darle la importancia que se merece, es una manera de homenajear a la artista que crea.

Por otro lado,  siento que le Cd es un poco obsoleto.  Aunque sabemos que estamos en el mercado digital, nos gustan  las cosas en físico, pensar en poner música y escucharla sin estar conectado a una red, todo el tiempo con las plataformas de streaming. Es muy bonito estar en una sala, poner un vinilo, disfrutarlo.

EIC: Hemos visto que han compartido escenario con artistas importantes en la escena norteamericana. Por ejemplo, ¿cómo fue tocar con Johnny Aries de The Drums en el lanzamiento de ‘Omm Velt’?

SC: Johnny Aries nos abrió el concierto junto con el bajista de The Smiths, Andy Rourke. Hubo algunos problemas con el sonido, pero ellos empezaron a improvisar y la gente estaba un poco extrañada porque su sonido es un poco punk. Fue una experiencia chévere. En otra oportunidad, estábamos tocando en Los Ángeles y luego tocó Rivers Cuomo, quien cantó canciones de Weezer junto a su banda japonesa.

EIC: Desde una mirada personal, ¿cómo describiría el sonido de la banda?, ¿cuáles son las influencias?

SC: Tengo un problema con ello. Creo que los que buscan definir eso son los periodistas, porque necesitan decirles a sus lectores a qué suena esto referenciándolo con otro sonido. Lo que puedo decir y entender es que mi proyecto tiene influencias de muchos géneros, bajo una intención pop. Al tener esta intención, pretende ser popular y tener accesibilidad a mucha gente. No queremos hacer música exclusiva y que solo pueda escuchar la gente que lo entiende y que está en el movimiento. Pretendemos hacer música y empujar un poco esas barreras que tiene el pop. Artistas como James Blake o Lorde, lo han hecho y han intentado de cambiar esa percepción de su propio género. Si tuviera que definirlo, diría que es pop, por la intención de ser accesible. Tenemos muchas influencias: pop de los noventa, música electrónica, jazz, rock, hasta la música clásica.

EIC: ¿Qué artistas la inspiran para componer, ¿qué está escuchando actualmente?

SC: Siempre he escuchado mucho jazz, pero nunca me había concentrado en la historia de Nina Simone, y su pelea por derechos civiles. Me gusta porque su música es única y por su historia de mujer fuerte. Últimamente, ella ha sido mi gran inspiración. Me gusta poner atención a los artistas que tienen una visión un poco más grande y que no están interesados únicamente en hacer música, sin sentido.

EIC: ¿Y de bandas colombianas?

SC: Me gusta mucho lo que está haciendo gente joven, que están creando casi un movimiento. Por ejemplo Catalina de Monsieur Periné, Juan Pablo Vega, Mateo Lewis. Ellos están proponiendo algo muy distinto con el pop en español. Eso abre la puerta para decir que no tenemos que escuchar solo música anglo en la radio, podemos escuchar esta música que crea la escena. También me gusta lo que hacen bandas que fusionan géneros colombianos, como Bomba Estéreo.

EIC: ¿Qué viene para la banda después del lanzamiento de ‘Oom Velt’?

SC: Estamos trabajando en un video musical. Vamos a sacar unos remixes y continuamos trabajando en ideas sobre cómo hacer un mixtape. Nos interesa apropiar el concepto, adaptarlo y desarrollar esa idea. Seguimos consignando ideas y creando sonidos para un próximo disco que saldría en marzo.

Juliana dejó un saludo para todos ustedes: