Foals, Claptone, The Kitsch y Sergio Iglesias en SOMA

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por: Pablo Chilito

Fotos por: Sebastián Pedroza &  Alejandro Burgos

Para mí la tercera es la vencida y quien diga lo contrario se equivoca.

Esto aplica, sobre todo, a los conciertos.

¿Así como yo, ustedes también han tenido la oportunidad de repetir el show de uno de sus artistas favoritos? Si su respuesta es ‘sí’ yo espero que estemos hablando de la misma banda y espero que esa banda sea Foals. Sino, déjeme decirle que no hay nada como presenciar la energía de estos cinco ingleses que el pasado domingo volvieron a tierras colombianas para dar cierre a la edición 2016 del Festival SOMA

Hagamos cuentas.
La primera vez que los tuvimos en el país fue durante el 2011 como teloneros de los Red Hot Chili Peppers, ¿estuvieron ahí? De aquel día solo tengo historias de mis amigos, todas ellas como el recuerdo de aquella vez en que un grupo de desconocidos se presentaron ante un Parque Simón Bolivar ansioso por ver a Kiedis y su banda.
Ese día, los chicos de Foals se fueron a victoriosos, con ganas de volver y conocer lo que realmente era un público latinoamericano. Dos años después, su momento estelar llegó durante el primer día del Festival Estéreo Picnic en el 2013, ¿compartieron ese momento conmigo? Qué gran noche llena de recuerdos y momentos como lo fueron ‘Blue Blood, ‘Inhaler y su tan recordado ‘this is form the old school bitches‘ antes de interpretar ‘Two Steps Twice.
Luego tuvieron que transcurrir dos años más, y un álbum nuevo, para que volviéramos a recibir a estos grandes del indie-rock en nuestro país, eso durante la gira promocional del What Went Down, ¿todavía conservan las memorias de ese día? ¿Alguno de ustedes tuvo la fortuna de agarrar el setlist o las baquetas? ¿O quizá alguno de ustedes tuvo la oportunidad de conocerlos? Grandiosa noche ¿no?
La llamamos ‘el mejor concierto’ que la banda había dado durante sus tres visitas al país, e incluso llegamos a catalogarla como un momento insuperable. Pero todo eso quedó atrás el domingo 16 de octubre cuando volvimos a recibir a la banda durante el último día del SOMA en el escenario del Chamorro Music Hall.
Antes de llegar a ese gran momento, ¿qué les parece si hacemos un recuento por cada uno de los artistas que estuvo antes y después de ellos?
La noche comenzó a cargo de Sergio Iglesias, DJ reconocido por ser el encargado de tomar el lado b de las fiestas y ponernos a bailar al son de su amplia colección de vinilos en cada una de las ediciones del Bogotá Soul Club. A pesar de que pocos sabían quién estaba en el escenario, Sergio se encargó, durante su show, de crear el ambiente para lo que nos esperaba esa noche con los mejores clásicos de las décadas del 60, 70 y 80.
Entre su selección alcancé a reconocer un par de canciones como ‘I Wanna Be Your Dog’ y  No Fun de The Stooges, y  ‘Let’s Dance del desaparecido David Bowie. Poco puedo decir de Sergio, ya que era la primera vez que lo veía en vivo; sin embargo, vale la pena rescatar el excelente trabajo que realizó en los tornamesas durante dos horas, pues mezclar únicamente en vinilo no debe ser una tarea fácil.

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Poco después de las diez de la noche recibimos a una de las bandas que ya muchos conocemos y que siempre nos pone a bailar con todo el poder de su garage rock: The Kitsch.

La energía de a pocos se comenzó a  sentir cuando AlbertJeff y Óscar se tomar el escenario para darnos una descarga de puro rock sesentero mezclados con toda la onda revival que se ha venido dando en California con bandas como Thee Oh Sees, FIDLAR y Ty Segall.

Aunque su show fue relativamente corto, The Kitsch se encargó, minuto a minuto, de ponernos a saltar con un setlist que, entre canciones viejas y nuevas, nos recordó por qué son una de las bandas más importantes con las que cuenta la escena musical colombiana en este momento. Lo que más me gustó de su show fue el cierre que le hicieron con Quiero bailar con tu mamá.

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Media hora, después del show de The Kitsch, bastó para que la gente comenzará a pedir a gritos a Foals.

Muchos de nosotros clamábamos por ellos una y otra vez, mientras impacientes los esperábamos. Durante la prueba de sonido el inicio de Snake Oil fue suficiente para que la gente se emocionara, minutos antes de que la presentación realmente comenzara.

La euforia estalló cuando Jimmie Smth, guitarrista de la banda, salió al escenario confirmando una vez más que Foals nos daría un show sin precedentes. Después de él, poco a poco, fueron apareciendo los demás miembros hasta que por último, y saludando, llegó Yannis provocando que muchos de nosotros gritáramos con todas nuestras fuerzas que los amábamos.

La noche inició con Prelude.
Ahí hice un alto e inmediatamente me remonté al 2013 cuando por primera vez los vi; si estuvieron ahí, muchos de ustedes podrán confirmar que también sintieron esa sensación electrizante con el inicio de esta canción. Era simplemente asombroso tenerlos frente a frente de nuevo. ‘It’s always good to be back‘ gritó Yannis mientras en la batería Jack Bevan se preparaba para el segundo asalto: Snake Oil.

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Devuelta al 2015, cuando los recibimos por tercera vez y el Royal Center,  el Chamorro estalló en medio de aplausos y más gritos cuando volvimos a viajar en el tiempo con Olympic Airways y My Number, dos de las canciones que más fuerte cantamos por el hecho de que hacen parte de los himnos de nuestra generación.

Uno de los momentos que llevábamos esperando desde el 2011 por fin se hizo realidad cuando la banda sacudió el escenario con Cassius, compañía de nuestras fiestas y canción que por años practicamos para cuando llegara el momento de escucharla en vivo.

Ahí sí que lo entregamos todo: bailamos, cantamos, saltamos, pogeamos y quedamos rendidos ante una banda que apenas estaba empezando a mostrarnos la artillería pesada.

Una de las favoritas fue Give It All.

Una de las favoritas fue Give It All.
Al unísono repetimos ‘Give me the feel for where I’ll go. Give me it all‘ mientras lo dejábamos todo en la pista, mientras las lágrimas corrían, mientras las parejas se besaban y todo suponía una suerte de magia que quisimos durara por siempre. Por un momento todo estuvo suspendido en el tiempo con Mountain At My Gates, logrando una combinación emotiva en la que todos nos unimos para hacer de esta una noche llena de recuerdos.
El primer gran pogo de la noche estuvo a cargo de Providence.
Ni las huellas que nos dejaron en el 2013 ni el 2015 se compararon a las de este año. No hay que pueda describir la energía que se apoderó de nosotros y que nos impulsó a cantar y bailar mientras la noche comenzaba de a pocos a llenarse de más y más fuerza. Y aunque la siguiente canción fue Spanish Sahara, eso no evitó que esa misma emoción se viera traducida en más lágrimas y sollozos. Por cuarta vez Bogotá entregó el corazón con esta bellísima canción.

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La noche continuó con Red Socks Pugie.
De nuevo regresamos a la memoria y al bailoteo que hizo del Royal Center un oleaje de personas que iban y venían al son de una de las favoritas de su Antidotes. Asi mismo, como el año pasado, la banda arremetió con Late Night para volver a tomarse los corazones de las personas y llenarlos con este melancólico corte de su Holy Fire. Muchas lágrimas corrieron este año mientras repetíamos ‘They said I once was lost but now I’m truly found’.
Luego de Late Night, Foals se encargó de darnos otro momento emotivo con Mountain At My Gates.
Volvimos a bailar como si no hubiera mañana mientras la banda hacía de las suyas en el escenario. Sin esta canción el set no habría estado completo; sin ella muchos de nosotros no hubiésemos sentido ese puente que se estableció entre el 2015 y 2016 con las memorias en el corazón, con esa sensación de estar dándolo todo sin parar, sin dejar de cantar ‘Oh, gimme some time. Show me the foothold from which I can climb / Yeah, when I feel low. You show me a signpost for where I should go‘.
Bogotá, are you ready? I don’t hear you. Are you fucking ready? En esas palabras se resume el resto de la noche.
Con ellas vivimos esa divina trinidad que conformaron InhalerWhat Went Down Hummer, ellas tres fueron un baile sin parar, un pogo donde ninguno tuvo ni un solo segundo para respirar, donde de nuevo la marea de gente se llevaba a todo aquel que estuviera desprevenido. Fuimos una sola voz que cantó con todas sus fuerzas canción tras canción.
Público y banda se establecieron como una unidad cuando Yannis cuando se botó y algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de agarrarlo, de sostenerlo en la baranda mientras decía ‘Give it away, give it away, I’ll give it. See you again, I’ll see you again, I’ll see ya‘.
Para cerrar su presentación en el festival, la banda volvió a darnos ese golpe final, ese knock out, con Two Steps Twice a la que muchos de los ya desfallecidos respondimos con los últimos alientos que nos quedaban.
Cantamos hasta más no poder, bailamos hasta que el cuerpo se derrumbó, hasta que esa impredecible violencia llenó cada rincón de nuestro cuerpo y nos dejó tendidos contra la baranda mientras la banda se despedía victoriosa.

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Al final del evento, uno de los mejores productores de Berlín se tomó Bogotá con su extended set.
 
Claptone, el caballero de la máscara dorada, fue el encargado de que la noche terminara en el punto más alto de éxtasis con toda la emoción que Foals había dejado. Durante dos horas bailamos sin parar con los mejores beats de su enigmático house.
Inevitablemente terminamos de entregarlo todo en la pista hasta que al final entre una gran ovación lo despedimos dando conclusión a una edición más de SOMA. Pensando en que quizá fue una de las mejores que el festival ha visto desde que inició en el 2011.

Gracias a T310 / Absent Papa por cuatro días donde la música volvió a unirnos para hacer de nuestras voces una sola. 
¡Nos vemos en el 2017!

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