Foals en Bogotá

Texto por: Pablo Chilito

Fotografías por: Alejandro Burgos 

Mientras hacía fila afuera del Royal Center el pasado viernes 2 de octubre, no pude evitar acordarme del 5 de abril del 2013. ¿A ustedes les llega ese recuerdo también? Vetusta Morla tocaba antes que Foals, y mucha gente desesperada por ver a los ingleses comenzó a pedir a gritos que los españoles se bajaran rápido del escenario. No comprendía el porqué de tanta impaciencia, pues en ese año para mí el nombre de Foals era tan solo una nueva banda, entre muchas otras, que hacía poco tiempo acababa de conocer. Entre tanto bullicio decidí unirme al público y comencé gritar al igual que los demás.

Algunos minutos después, que en realidad fue media hora después, la banda liderada por Juan Martín se despidió del escenario entre aplausos y gritos de «¡Por fin!». El tiempo para que Foals llegara a escena se me hizo eterno. La gente entraba a la carpa y llenándola cada vez más y más. Si antes me encontraba en la mitad del recinto, después de la ola de gente llegué a estar casi cerca al escenario. Era incómodo sentir como tanta gente me movía, pero a la vez increíble saber que todas esas personas querían ver a la banda.

El minuto llegó y Foals salió a tocar.

Aunque esta nota no se trata de esa noche de abril, sí puedo recordar la energía y la actitud con la que en esa ocasión nos dejaron con ganas de más y más canciones. Ese viernes gritamos, aplaudimos y pedimos más de toda esa gran energía. Entre la multitud unos decían ‘Miami’, otros ‘Hummer’, yo grité ‘Cassius’, creyendo que ellos me escucharían desde donde me encontraba.

A pesar de todo eso, la banda se despidió y desde ese instante comenzamos a soñar con volverlos a ver.

Foto por: Alejandro Burgos.

Ese sueño, el más grande de todos, se cumplió el viernes pasado.

La cantidad de personas que a lo largo del día llegaba era increíble. Algunos estaban allí desde las seis, siete de la mañana; otros faltaron a clase o al trabajo solo por estar allí. ¡La impaciencia! Todos en las afueras del Royal comentábamos acerca del concierto, acerca de los teloneros, acerca del show, de la prueba de sonido, de lo increíble que sería esa noche.

Ansiosos contamos las horas, esperando que dieran en nuestros relojes las ocho de la noche para que se diera apertura a las puertas. Y aunque después de algunos errores de logística por fin comenzó el ingreso al lugar, un poco más allá de la hora establecida, todos corrimos para estar en primera fila y sabernos con la satisfacción de estar a horas de ver a la banda que esperamos durante “tanto tiempo”.
Las sonrisas se notaban en la cara de todos.

El tiempo se acercaba y, por fin llegó la hora de empezar con esa gran noche. La primera en pisar escenario fue la bellísima Ela Minus, proyecto en solitario de Gabriela Jimeno, baterista de Balancer. Con su nombre en la pantalla todo comenzó.

Esa noche Ela demostró el porqué merecía estar allí, el porqué del crecimiento que en los últimos meses ha tenido y sobre todo por qué hará parte del Festival Estéreo Picnic 2016. Personalmente, debo decir que su música es hermosa, su actitud es increíble y la puesta en escena fue algo fuera de este mundo. Durante el tiempo que duró su show, el cual lamentablemente fue muy corto, esta artista deleitó a un público capitalino deseoso de más energía. Entre aplausos y una despedida contundente, Ela salió del escenario dejándonos a todos sorprendidos por su increíble talento.

Ela Minus / Teatro Royal Center. Foto por: Alejandro Burgos

Nos preparamos para lo que venía.

Era el tiempo de ver a Movement, la banda australiana que estuvo en boca de muchos semanas antes del concierto, ya fuera por su excelente música o por su asombrosa propuesta en vivo.

Por un lado, quienes los conocían desde hacía tiempo, con cada segundo que transcurría, hicieron siempre evidente la emoción que se apoderaba de ellos; por otro, para nosotros, aquellos que desconocíamos de su existencia, hasta el anuncio de este concierto, nos preguntábamos cómo sería su show, y sobre todo su energía y al momento de hacer aparición en el escenario.

Increíblemente fueron recibidos con una gran ola de aplausos.

La gente estaba feliz e impaciente de dar la bienvenida a uno de los nuevos mejores talentos de la actualidad. Estos australianos nos hicieron bailar al son de sus canciones, mientras que nos cautivaban con su actitud que, sin duda, nos dejó sin palabras. Parte de su magia está en la manera en que interpretan sus instrumentos. Para mí, este grupo supo lograr una combinación sonora y visual que logró la combinación perfecta para que el Royal Center se enamorara de ellos.

Luego de que Movement se despidió, vi que muchos miraron sus celulares contando los minutos para que fueran las 00.40 de esa noche, para que, por fin, viéramos sobre el escenario a una de las bandas más grandes que la música indie británica nos ha dado en la última década.

Parte de esa espera me llevó de nuevo al 2013.

Nuevamente la gente se amontonaba, no había espacio para sentarse, el calor se hacía peor a cada segundo que transcurría. Lo que nos mantenía a todos aún con fuerza eran los éxitos que sonaban mientras esperábamos la llegada de Foals. Esa noche muchos bailamos con Best Coast, El Mató A Un Policía Motorizado y Ratatat.

La espera se hizo demasiado larga y la gente, de un momento a otro, comenzó a lanzar botellas y objetos al escenario. Quizá no sirva de mucho esto, pero reprocho este comportamiento pues muchos de los presentes nos preguntamos dónde había quedado nuestra “cultura” en los conciertos y aún más que eso ¿qué era lo que queríamos mostrarle a los organizadores del evento, al staff de la banda y a la banda misma?

Cuando menos lo esperamos, el momento llegó.

‘Snake Oil’ fue la canción encargada de abrir esta noche. Todos los presentes los recibimos con el corazón a mil, con lágrimas en los ojos, con la voz  temblando mientras repetíamos una a una las frases de Yannis mientras.

No podíamos creer que ese momento se estuviera repitiendo, volver a ver a Foals era de las mejores cosas que nos podían estar pasando en nuestras vidas, o por lo menos para mí sí lo fue.

La banda nos regaló un pedacito de su What Went Down  y mientras asimilábamos lo que estaba ocurriendo, al instante escuchamos los primeros acordes de ‘Olympic Airways’. 

¿Se acuerdan de aquel 5 de Abril? ¿Se acuerdan cuando justo después de Prelude siguió esta canción y los pulmones se nos quedaron sin aire de tanto gritar? Así como el Picnic tembló en aquella ocasión, así mismo El Royal se sacudió con una increíble fuerza mientras repetíamos «Dis-a-pper-ar».

Saltamos, aplaudimos, sonreímos y hasta lloramos. Supimos, también, que la banda estaba satisfecha con lo que a cada segundo de su presentación lograba, y por eso mismo llegaron justo a nuestro corazón cuando interpretaron My Number’. Allí adentro todo latía más fuerte y a una sola voz el Royal Center cantó «You don’t have my number. We don’t need each other now«.

El piso se sacudía, como si estuviera temblando, mientras la banda descargaba toda su energía acorde tras acorde. Para ese momento ya veía gente agotada, pero que por momentos recuperaba su energía porque sabía que aquel concierto solo acababa de empezar.

Foals / Teatro Royal Center. Foto por: Alejandro Burgos

‘Mountain At My Gates’, ‘Give It All’ y Providence’ fueron algunos de los momentos más esperados de esa noche.

La gente se sacudió con fuerza. En el escenario la banda se entregaba, sin guardar nada, sabiendo que allí abajo estaba un público comprometido a dar toda en su show, a dar todo su aire y su amor a cambio de experimentar una de las mejores noches de sus vidas.

Sé que ni siquiera Foals se esperaba una noche así, y nosotros tampoco podíamos creer lo que estaba ocurriendo en esos momentos. Ni el calor ni el cansancio podían derrotar nuestros cuerpos que con adrenalina pedían más y más a cada segundo. Ver a Yannis frente a nosotros, a punto de lanzarse, era de esas cosas que nos hicieron estremecer y que cuando sucedieron, hicieron que el corazón fuera a todo dar

Los momentos emotivos vinieron después de la acción.

Spanish Sahara’ fue para nosotros unos de los himnos de este concierto, una canción que, con lágrimas en los ojos, cantamos sin perder ni un solo segundo. Recordar el pasado y ligarlo con ese día era de las cosas más bellas que podían estar ocurriendo. La banda no dejaba de sorprendernos con cada instante que nos estaba regalando.

Red Socks Pugie’ vino después para devolvernos en el tiempo y remontarnos a la época de ‘Antidotes’. Allí también lo entregamos todo, y mientras nuestros corazones se reponían, Late Night’ fue justo como un disparo en las emociones, como una confirmación de que esa noche, entre todas las que probablemente hemos vivido, era, sin duda, uno de los momentos más bellos de nuestras vidas. Con esa canción, que nos conmovió a todos, Foals terminó de enamorarnos.

Sin esperarlo –pues Inhaler’ en sus conciertos pasados venía después de su encore– la banda nos regaló, con toda su energía, esta gran canción que una vez más nos sacudió y nos invitó a que, con una sola voz, gritaramos este corte de su Holy Fire. 

Qué fuerza la que entregaron en estas diez primeras canciones, ¿acaso sabíamos qué vendría después?

Foals / Teatro Royal Center. Foto por: Alejandro Burgos

Luego de un corto encore, la banda no tardó en regresar al escenario.

Muchos pensamos que seguiría ‘A Knife In The Ocean’; que esa sería la canción lenta para después regresar con toda la fuerza en las dos últimas de su show… Pero no fue así. Sin que ninguno de nosotros lo esperara, Yannis y su banda interpretaron Hummer’. 

La sorpresa era del tamaño de nuestras sonrisas al saber que la banda nos estaba regalando la oportunidad de bailar esa increíble canción. Para mí fueron cinco minutos llenos de puro baile, de solo saltos, de voces que ya sin aire cantaban cada segundo de la canción. Los celulares registraban el momento. La banda estaba satisfecha con su labor esa noche.

Ya para terminar, la banda arremetió con What Went Down’, que, muchos, podemos decir «cantamos como un himno». Con toda la fuerza que nos era posible dar ya de nuestros cuerpos agotados, coreamos e hicimos retumbar el Royal Center con las últimas fuerzas que nos quedaban.

Temblamos nosotros, tembló el escenario con Foals, temblaban nuestros corazones. El fin se acercaba y una vez más la memoría nos llevó al 2013 en los momentos que antes del final de su presentación, Yannis dijo: «This is from the old school bitches«; mientras las primeras guitarras comenzaban a sonar y descubríamos que el cierre de esa noche era Two Steps Twice’. 

Este año se despidieron con la misma canción, con la misma energía de hacía dos años, con la misma violencia con la que sacudieron el recinto durante aquel recital.

Si tuviera que nombrar el concierto de esa noche con una sola palabra, diría que fue apoteósico. Y cada minuto de espera valió la pena esa noche, la mente aún se mueve al recordar lo que, para mí, fue el concierto del año.

¿Cómo les fue a ustedes? ¿Cuál fue su momento inolvidable?