Gracias al cielo por Oh´LaVille

Por: Juan Pablo Sandoval  

Triste y gris, como muchas otras tardes que suelen inundar nuestra ciudad, el domingo parecía transcurrir tranquilamente al exterior. Sin embargo, dentro de la sala de ensayo, cuatro jóvenes amigos de toda la vida nos abrieron su espacio personal, para viajar por sueños y colores pasteles a través de ritmos acústicos generados por 22 cuerdas y tambores filtrados a través de distorsiones que pintaron de anaranjado las luces halógenas que cubrían este íntimo ensayo, el cual no solo recorrió los rincones sonoros que han diseñado estos músicos en su discografía, sino también algunos covers que compartieron exclusivamente para nosotros.

Fotos por Juan Pablo Sandoval

Desde el 2009, los amigos de colegio Mateo Paris, Andrés Toro, Andrés Sierra y Luis Lizarralde, dieron inicio a Oh’laville. Lo que comenzó cimentado en unas maquetas realizadas por Mateo, se transformó en el 2013 en su primer LP titulado “Pedazos de Papel”, descrito por Andrés Sierra como: “Un disco soñador; un desfogue creativo, exagerado en muchas cosas (…) un disco que está muy cercano a nuestro corazón, en el cual queríamos plasmar cosas raras”. Ahora en el 2014, se encuentran estrenando su EP “Anaranjado Pt. 1”, gestado por más de un año y producido po Kiko Castro, que muestra a una banda más realista que conserva la esencia de lo real; un disco que siendo más fácil de oír que su antecesor, muestra una mayor experimentación y dinamismo en su música, gracias a un proceso creativo orgánico y concreto, que conserva el enfoque de lo acústico aprovechando un sinfín de herramientas que transmutan creando ondas sonoras contundentes y poderosas que retumban en el oyente.

Un proceso creativo que involucró a toda la banda, donde cada quien llegaba con una palabra, una idea, una sensación, y juntos iban construyendo a través de un riff, una melodía o un coro, más de 30 canciones, de las cuales escribieron y grabaron las mejores. Como resultado, salieron los 6 cortes que componen este trabajo discográfico, donde la música es la columna vertebral de los 22 minutos que transcurren entre “Cielo” y “Manténme Cerca”, y las vértebras de este ser viviente son las letras, las cuales les costaron más esta vez, ya que como menciona Luis, “prima la música sobre la letra ya que nosotros no somos letristas”. Así cada uno fue adaptando un proceso de selección que duro más de un mes a las líricas de Anaranjado, siempre con la ayuda de Kiko quien tiene una noción muy clara de la música que la banda quiere hacer. «Nos decía que no estaba sintiendo esta letra y que siguiéramos trabajándola”. Es aquí donde nace “Cielo”, primer corte de Aranjado, primera canción que la banda grabó y a su vez el primer sencillo para presentar al mundo.

“Cuando Kiko la escuchó, dijo: Esto va a ser un sencillo y desde ahí quedo fichada. Tiene el sonido de Anaranjado que queríamos, con un coro fuerte y abre muy bien el disco”, explica Mateo.

Sin embargo, esto es apenas la primera luz del ocaso, el cual transciende por cinco cortes más que bailan entre géneros y estilos, donde la banda no buscaba “sonar como Pink Floyd, o sonar como los Beatles». «No queríamos hacer una fusión Jazz-Folk-Core-Progressive- Post. Se trataba de hacer que sonara del putas”, enmascarando en un sonido más cálido proveído por las guitarras acústicas distorsionadas, un sonido más natural, el cual no es Folk- Rock como se autodenominan, “Bob Dylan no es esto”, bromea Sierra, es un sonido que surgió de la capacidad colectiva de soñar de cada uno de sus integrantes, otorgándole a esta primera parte un distintivo que se había perdido, o más probablemente, no existía aun en nuestro país.

Es precisamente acá donde esta banda bogotana juega un papel muy importante, en este nuevo Boom de música independiente y alternativa que inunda nuestro país, el cual, en palabras de Toro, “no suena a lo que uno diría debe sonar Colombia. Es un sonido universal”. Sin embargo, “puede parecer un Boom ilusorio”, añade Sierra, “Acá no hay industria, nadie te firma y nadie vive de eso”. Pero Oh’laville tiene su norte muy claro y va a luchar hasta llegar allá. Un destino que en el corto plazo se trata de embarcarse en un nuevo viaje que será la parte 2 de Anaranjado, la cual “sonará muy diferente”, asegura la banda, quienes ya han tocado en Cali, Medellín y Bucaramanga y buscan forjar una base sólida en su público, que se enamoren de ellos al verlos en vivo y poder vivir en carne propia la amalgama de sonidos y sensaciones que los caracteriza.

El tercer corte de este disco “Llévame” nos susurra con certeza al oído la historia de dos amantes que esperan volver a encontrarse en el tiempo a pesar de los cambios y esperar que todo se mantenga igual entre los dos. Un coro que escrito en tiempo presente, solo quiere llevarnos aún cuando todo cambió. Esta es la realidad de una banda, que enfocó su sonido con miras a un gran objetivo como lo es el Grammy, y porque no, como bromea Andrés Sierra “tocar en Glastonbury o Carnigie Hall”. Sin embargo, a pesar del cambio, quiere llevarnos y demostrarnos que todos esos momentos, sensaciones, historias y amores, siguen ahí más presentes que nunca y continuarán gestándose en los sueños de todos aquellos que se permitan experimentar el color que quiere imprimirle Oh’laville a nuestras vidas.

Al preguntarles el origen del nombre, Mateo nos explica que nadie tiene muy claro de dónde viene el nombre. Cuando arrancaron a hacer música, esta era tan rara que creían que a nadie le iba a gustar, y soñaban con un lugar lejano, una villa imaginaria donde la gente pudiera escucharla. Ahora, con su música, su energía y carisma, estos cuatro jóvenes han materializado ese lugar, lo han vuelto tangible, y se llama planeta tierra. Gracias al cielo que existe Oh’laville.

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