Lollapalooza Chile 2016, el sueño continua

El sueño continua. Me desperté sobre las 11:00 a.m y debía llegar al parque a las 12: 00. Aunque tomé taxi por primera vez sola en Santiago, no lo logré. Llegué a las 13: 00 y en uno de los escenarios principales estaba Vintage Trouble, banda de Los Ángeles que aunque no conocía, me gustó bastante por la fusión de blues, rock & roll y hasta soul, lo que se convirtió en sobredosis de energía. Fue una de las grandes sorpresas que me llevé en esa jornada. A las 13: 50, salí hacía el Perry´s stage en el que vería a mis amados Tunacola.

No quiero decir que viajé desde Colombia únicamente para verlos, pero si fueron una de las razones más importantes que me impulsaron a hacerlo. El Movistar Arena estaba perfectamente organizado con todos los instrumentos, luces y demás. Algunas personas miraban desde la gradería y otras caminaban por la cancha, acercándose al escenario. A las 14:00 en punto sonaron las trompetas y ahí estaban los que han llenado en los últimos meses mis playlist de alegrías y esperanzas.

Fue la primera vez durante todo el festival que sentí ganas de llorar. La emoción me sobrepasó y se me aguaron los ojos. Era pura felicidad. No lograba aterrizar en la realidad: estaba viendo a mi banda latinoamericana favorita, muy lejos de mi casa y como «ñapa», en  la presentación estuvo invitado Loqui Da Trixta quien colabora con Tunacola en varias canciones y que además junto con Richi, dan vida al proyecto Chombaboom (que también amo).

En ese momento Richi presentó a los integrantes del grupo y dijo que las canciones a continuación eran una forma de darle ala bienvenida al verano. Tocaron la mayoría de ‘Todos los veranos del mundo’, y del disco homónimo ‘Tunacola’. Tal vez el profundo amor que siento por estos muchachos es porque las letras se han convertido en slogans personales, por ejemplo: «Yo quiero pasarme todos los días de mi vida bailando», «Dentro de todos vive un vagabundo con el corazón puesto en el azul profundo», «We are sudamerican rockers, we’re just some crazy motherfuckers  y estamos aquí por el body shaking».

Al iniciar la presentación, percibí que la nueva «guachita» no se veía tan involucrada con la banda, pero a medida que avanzaba el show, Fernanda se fue soltando ante el público que los recibió con aplausos y gritos. Por lo que pude notar ese día, son una de las bandas más queridas por la escena local chilena y latinoamericana porque muy cerca de donde estaba habían otros colombianos, mexicanos y peruanos que cantaron durante la hora que duró el show.

Con el corazón lleno de alegría, después de haber bailado y cantado hasta la última estrofa, salí hacia el escenario principal para ver a los legendarios Babasónicos por segunda vez en mi vida.  En medio del sol, Adrian demostró por qué es un frontman único que consciente de los gustos de sus fans. Los complació con los éxitos más destacados y un recorrido balanceado por toda su discografía. Uno de los mejores momentos fue cuando en Risa, el vocalista se bajó del escenario y caminó por el centro de la multitud.

De ahí pasé al VTR en el que Twenty One Pilots reunió a más de 10 mil personas para dar una de las presentaciones más impresionantes de todo el festival;  máscaras, trajes de esqueletos, saltos, performance y sonidos que iban desde el hip hop hasta el pop electrónico con la indispensable dosis de rock . Todo en conjunto hizo que fuera un show cargado de energía en el que  fanáticos, -muchos de ellos adolescentes-, estaban vestidos de negro y con los ojos pintados de rojo, imitando el estilo de los originarios de Ohio.

Bad Religion me recuerda a lo que he llamado siempre como «música de películas» en donde las patinetas, los adolescentes, la rebeldía, el sol y los vasos rojos, protagonizan escenas de películas gringas. Con esto en mente llegué al escenario Itaú, que fue testigo durante una hora de show, en el que el quinteto repasó 24 canciones que abarcaron etapas de toda su carrera.

“Los habíamos extrañado”, dijo Graffin, recordando sus actuaciones pasadas en Chile. Así dio paso a Sinister Rouge, Do what you want, You Are (The Government),y muchas canciones del clásico ‘Suffer‘. Casi desde el inicio de la presentación, se empezaron a armar pequeños pogos  en todas partes. Me gustó ver personas que pasaban los 40 años cantando a grito herido e incluso vi papás con sus hijos disfrutando la presentación.

Llegó el turno para Alabama Shakes, quienes ya se habían presentado en el festival y en por segunda vez, brillaron en este escenario. Sencillez y mucha potencia vocal caracterizan a Britanny Howard, que puso a cantar a las más de 70 mil personas desde el inicio de la presentación con Future People, seguido por éxitos como Hold on, en el que el público extendió sus manos para recibir toda la energía de la agrupación. Los silbidos de aprobación y las palabras de cariño se escuchaban entre cada cambio de canción. La gente le decía a Howard «te amo» y ella un poco perpleja respondía que aunque no los conocía, también los amaba.

Cuando terminó el grupo proveniente del sur de Estados Unidos, hice un recorrido por otras partes del parque. Visité la Aldea Verde, un espacio en el que organizaciones nacionales e internacionales dictan charlas, talleres sobre temas de sostenibilidad y medio ambiente, exponen obras artísticas, hay música relajante, entre otros.

Un espacio lleno de responsabilidad y conciencia que se suma a la campaña Rock & Recycle, que promueve el reciclaje y premia a las personas que más aporten más materiales de este tipo. Otra de las cosas que me llamó la atención es que  había un vaso reutilizable oficial, el cual era obligatorio al momento de comprar cualquier bebida. En ningun punto del parque entregaban latas, ni botellas, todo se servía en el recipiente, así se evita que la gente arroje toda esta basura en cualquier lugar.

Entre tanto empezó a tocar Brandon Flowers, quien reemplazó a Snoop Dogg luego de que este último cancelara sus presentaciones en lod diferentes Lollapalooza. Flowers arrancó con Human y los gritos de los fanáticos se escucharon por todo el parque, luego empezó con sus éxitos Can’t Deny my love, Crossfire, Magdalena Only the young. Volvió a sorprender en el medio de su presentación cuando realizó una versión acústica de Jenny was a friend of mine y finalizó con Read my mind, canciones que no solo fueron coreadas por los más grandes, de hecho muchos niños que no sobrepasaban los 10 años cantaban y se movían al ritmo de las tonadas del músico de Las Vegas.

Se acercaba la hora para ver a Noel Gallagher´s High Flying Birds. Me ubiqué en la parte de adelante para no perder detalle. Eran las siete de la noche pasadas cuando en medio del público las banderas chilena y británica se ondeaban al son de la brisa y la puesta del sol. Salió Gallagher y sonó Everybody’s on the Run, tema del 2011, muy representativo porque significó el inicio de un nuevo camino, dejando atrás a Oasis.

Durante una hora y diez minutos-que se pasaron muy rápido-, Gallagher ofreció un set variado, en el que expuso lo mejor de su trayectoria, mientras el sol nos decía adiós. En medio de la presentación, el músico volteó a mirar al cielo y dijo que la siguiente canción estaba dedica a la luna; era Champagne Supernova. Uno de los momentos más emotivos de toda la presentación.

Se acercaba el final y honestamente estaba guardando la esperanza de escuchar Live Forever pero no se dio, en cambio sonó Wonderwall.  También fue bonito recordarla porque fue una de las primeras canciones que me aprendí cuando estaba en primaria, es de esas cosas que uno nunca se imagina vivir.

No esperé al final de la presentación de Gallagher, porque a veces es un lujo ver una presentación completa debido a la dinámica de los festivales; hay que moverse rápido si uno quiere ver a varios artistas, las distancias entre los escenarios es mucha.  Así, mientras caminaba a otro escenario y de fondo sonaba Don´t look back in anger, pensé en devolverme pero ya era tarde, Ghost había empezado hacía media hora y debía verlos, una gran amiga me los había recomendado.

Llegué al escenario Acer y ahí estaban con su indumentaria, maquillaje y performance. Detrás algunos vitrales con simbología pagana. Ellos con sus máscaras y cantos de alabanza oscura. Honestamente más allá de la puesta en escena y el poder del sonido, las letras no llamaron mi atención. Resalto la contundencia de la propuesta y la versatilidad sobre todo para matizar con los movimientos los detalles de su vestimenta y maquillaje. Sentía como si dos personas diferentes estuvieran dentro del cuerpo de cada integrante.

Un momento de break para esperar por Die Antwoord. Así como en Bogotá la gente se aglomeró para recibir a los «nigas». El show fue exacto al del Festival Estéreo Picnic, a excepción de que Ninja habló un poco más de español y que Yolandi dijo “Chao Argentina” (plop). Una presentación llena de fiesta, desenfreno y arrebato, con mucha interacción con el público y entre los cantantes. Me pareció interesante que tocaron dos de sus éxitos seguidos, casi sin pausa lo que llevó a los asistentes a vivir uno de los momentos cumbres de la noche.

Antes de que terminaran, corrí para ver a Florence and The Machine. De ella percibí es que es una artista muy entregada a su público, parece que cada palabra que dice, la siente de verdad, sin pretensiones y con sinceridad. Mucho amor de Florence quien cerró con dos de sus grandes éxitos y hasta hizo un cover a All you need is love  de The Beatles.

Terminó Florence y los ríos de gente empezaron a salir del parque que fue nuestra casa durante dos largos días y noches. Así dijimos chao a nuestro primer Lollapalooza lleno de experiencias, aprendizajes y sobredosis de música. Desde ya esperamos con anhelos nuestra versión de Lolla que será en octubre. De seguro nos dejará con la boca abierta.