Reseña de GLOK – Dissident, el resultado de la camaleónica transformación de Andy Bell

Por: Luis Vargas

Una reseña de la camaleónica transformación de Andy Bell y su  proyecto GLOK 

Hablar de música hoy es como hablar de números en una clase de matemáticas, puede ser interminable. Esto es un cliché. El punto es muy obvio: tenemos tecnología, capitalismo, y se está desmoronando el placer de escuchar el trabajo de un artista por la elección de la masa crítica. Las cosas se desmoronan y los artistas que eran artesanos en su profesión los cambiamos y los aplastamos por plástico, aire, un hit o una playlist. Pero hay esperanza, porque para pelear contra ese exceso de capitalismo y el placer senil, siempre habrá rebelión, energía, gritos, guitarras… reinvención.

Andy Bell tiene 50 años, formó Ride en 1988, también pasó por Oasis y hasta Beady Eye (quiero pensar que por razones meramente económicas). Ride junto con My Bloody Valentine y Slowdive hicieron esa trilogía pionera y eternamente contemporánea de Shoegaze.

GLOK -Dissident

GLOK -Dissident

Tuve la suerte de ver a Ride en vivo en 2017 en CDMX semanas después del maldito terremoto. Fuimos pocos los asistentes esa noche, pero cada uno estuvo apreciando cuidadosamente momento a momento y logramos olvidar las desgracias recientes. Ese concierto fue nuestro y fue brillante.

Hoy Andy se ha convertido en un camaleón, característica vital en esos artistas que tanto admiro. GLOK es su primer proyecto instrumental y ha logrado que Andy cambie de color sin que esto destruya todas las experiencias que lleva en la piel.

GLOK es una paleta de influencias, sin que esto sea lo que Warhol le hizo a Basquiat. Bell respeta y promueve a NEU!, Robert Fripp, el ambient y hasta al techno de Detroit. Desata la identidad de su guitarra, su experiencia en el bajo y circula interminablemente en los sonidos de sus sintetizadores, altera y manipula, y además tiene la osadía o la confianza suficiente de explicarlo todo en las notas del interior del disco, describiendo exactamente que usó, cómo lo hizo y en quién pensaba. Andy enciende una llama en una casa oscura. Mientras uno trata de identificar caminos, familiaridades, la música hace un trabajo de corruptor brillando cada segundo, lo que impide identificar o desear una salida, todo es nuevo y todo tiene futuro.

Que quede claro, Andy Bell a sus 50 años se ha reinventado, con valentía y sin amargura, y está nadando en su mejor ola desde Nowhere. Si un guitarrista de Shoegaze puede lograr ésta maravillosa música electrónica, aquí te espero Kevin Shields.

Texto publicado originalmente en el blog del autor.