Por: Daniel Ospina Follow @TheMockMan
Supera a The Eraser en todas las formas posibles.
Últimamente Thom Yorke gusta de ser un personaje bastante inoportuno e impredecible cuando de mostrar música se trata. Primero con In Rainbows y su «pague lo que quiera», luego con The King Of Limbs, anunciado apenas una semana antes de su lanzamiento e incluso adelantando la fecha un día. Ahora y luego de algunas pistas no tan claras, el frontman de Radiohead y Atoms For Peace, revela sorpresivamente su segundo trabajo como solista, Tomorrow’s Modern Boxes.
Vale destacar la forma de lanzamiento, puesto que es diametralmente opuesta a la de U2 con Songs Of Innocence y con resultados diametralmente opuestos. Yorke lanzó su álbum mediante BitTorrent al módico precio de 6 dolares (unos $12.000 pesos colombianos, aproximadamente). En solo una semana alcanzó el millón de ventas pagas, mientras que con la movida de los irlandeses solo un 5% decidió descargar el álbum pago mediante iTunes. Golpe durísimo al stablishment por parte de Thom.
Sin embargo, hay que dejar claro que el éxito de Yorke no se debe a la antipatía de ese millón de personas a U2, sino a que Tomorrow’s Modern Boxes justifica con creces invertir ese dinero.
«A Brain In A Bottle» siendo el tema promocional de esta nueva e inesperada aventura, abre el álbum y deja claro que varias cosas cambiaron con él luego de Atoms For Peace. Ya no lo encuentras tan concreto y monotemático como en The King Of Limbs. Lo ves más suelto, orgánico, como si hubiera vuelto a la vida después de morir. La mejor evidencia de ello es sumar una guitarra en reversa de forma sutil junto a los sintetizadores burbujeantes que protagonizan la canción.
«Guess Again!» conserva esa idea, siempre con beats animados y un piano minimalista al fondo. Todo con la dosis de frikismo que siempre aporta el británico. «Interference» lanza una serie de zumbidos más tétricos que ven una mejor continuidad en «The Mother Lode». En parte se debe al piano que aporta la base y a que los beats más rotos dan un híbrido entre drum and bass y trip hop muy atrevido, aún para Yorke. Es mi pieza favorita de él en solitario.
«Truth Ray» evoca con su letra más solitaria y sus ecos casi como salidos de un iPad momentos más difíciles en esa búsqueda espiritual, pero igualmente interesantes. «There Is No Ice (For My Drink)» además del título para una canción más astuto del 2014, es deudora directa del sonido de Atoms For Peace. Tribalismo puro en los beats, ecos que van de lo urbano a lo digital, y la firme decisión de Thom para reflejar el choque entre el mundo globalizado y el que sigue virgen de la mano del ser humano.
Enseguida nos encontramos con «Pink Section», dónde los ecos de la globalización son surcados por un piano procesado en estudio que abre paso poco a poco a «Nose Grows Some», con la que cierra el álbum de forma melosa y soñadora. Casi como una canción de cuna hecha por robots.
Si Yorke hiciera música New Age o para meditación, sería algo así Tomorrow’s Modern Boxes. Desde In Rainbows no se le encontraba tan seguro, tan enfocado en una idea, tan inspirado. Es verdad que Amok con Atoms For Peace fue brutal, pero tomemos en cuenta que era él trabajando con gente totalmente ajena a lo que acostumbra, lo que afectaba invariablemente sus impresiones. Supera a The Eraser en todas las formas posibles, al dejar de depender tanto de Radiohead como referente.
Mi recomendada es «There Is No Ice (For My Drink)». Sencillez para relatar y recrear el vacío del posmodernismo.