Retrospectiva: Bedtime For Democracy, el fin de los Dead Kennedys

Por: Daniel Ospina Follow @themockman

Falta poco para que arranque la primera edición del Festival Rock & Shout, y eso significa que falta poco para ver por segunda vez en Colombia a los Dead Kennedys. Grupo que entre todos los que forman parte del evento, fue clave para el surgimiento de todos los demás gracias a presentaciones enérgicas y casi siempre cargadas de polémica, una postura critica frente a la sociedad de su tiempo, así como un sonido primitivo pero que pegaba con fuerza en una generación harta de vivir según estilos de vida totalmente estereotipados en Estados Unidos y en el mundo. Alrededor de ellos y otros grupos como Black Flag, Bad Brains o Minor Threat se forjó un punk realmente norteamericano que ha evolucionado y llegado a nosotros hasta la actualidad.

Sin embargo, todas las historias por bellas que sean tienen su final. Y Dead Kennedys tuvo su final hace en 1986 con el lanzamiento de ‘Bedtime For Democracy’, el ultimo trabajo de estudio en incluir a su emblemático vocalista Jello Biafra.

Contexto

Para 1986 las cosas no andaban bien ni para Dead Kennedys ni para el punk norteamericano. La banda afrontaba una moción de censura por parte del Parental Resources Music Center (PRMC) debido a un poster llamado «Penis Landscape» que fue dibujado por el suizo H. R. Giger e incluido en su álbum ‘Frankenchrist’. El grupo fue demandado bajo el cargo de «disitribución de material obsceno para menores», llevando la situación a un proceso que durara dos años.

Mientras tanto, Biafra se veía enfrentado con sus compañeros (especialmente con el guitarrista East Bay Ray) por el desgaste que conllevó tanto tiempo de gira casi sin interrupciones y el pleito judicial mencionado. Sumado a eso, Biafra quería arriesgarse más, experimentar con otras posibilidades creativas (algo bien reflejado en el tono más variado que exploraron en ‘Frankenchrist’), a lo que el resto de la banda se mostraba cada vez más en desacuerdo por sentir que el vocalista estaba asumiendo cada vez más control en las decisiones internas.

Por si fuera poco el hardcore punk en Estados Unidos estaba en estado comatoso al darse cuenta que su resistencia al gobierno de Ronald Reagan en años pasados no había surtido efecto, pues fue reelegido para un segundo mandato. Pero ese desgaste también fue dado por los nuevos fanáticos del grupo, quienes se sentían más atraídos por la violencia de sus shows que por las ideas que intentaban promover. Eso lleva a la banda a distanciarse de su público progresivamente, dando su ultimo concierto con Biafra en febrero de 1986, en parte también porque seguían envueltos en el pleito con el PRMC.

A pesar de que las relaciones eran tensas en el grupo, sacaron fuerzas para grabar un ultimo álbum con el fin aprovechar las ventas y así poder costear los gastos del juicio.

El disco

Compuesto por 21 canciones, ‘Bedtime For Democracy’ (una referencia a «Bedtime For Gonzo», una comedia en la que actuaba Ronald Reagan en los años cincuenta durante sus tiempos como actor) fue resultado de las diferencias irreconciliables entre Biafra y el resto de la banda, pero también de la urgencia por vender discos y ganar el juicio contra el PRMC. Tal vez por eso la experimentación se redujo al mínimo y la velocidad característica de sus primeros trabajos vuelve a estar presente. Es evidente desde el principio que el criterio de East Bay Ray se impone en el ambiente. «Take This Job And Shove It» (una versión punk de una canción country), «Hop With The Jet Set» y «Dear Abby» dejan ver el gusto del guitarrista por el rockabilly, el surf y en general la música de los años cincuenta. «Fleshdunce» deja que se note una linea de bajo notable por parte de Klaus Flouride.

Sin embargo, ni siquiera el ambiente tan enrarecido hace que su actitud contestataria se pierda. Las letras no pierden la oportunidad de referirse al sistema neoliberal en «The Great Wall», criticar abiertamente la sociedad machista de la época en «Macho Insecurity», o a explotar su sentido del humor retorcido en «Shrink» o «Lie Detector». Aun así, las temáticas evolucionan para referirse a situaciones más concretas alrededor de la banda. Por ejemplo, «Chickenshit Conformist» y «Anarchy For Sale» hablan de la desilusión de Biafra frente al estado de la escena hardcore. Es0 explicaría el motivo por el cual Biafra todavía pudo salirse con la suya colando algunos de sus experimentos en el disco. Posiblemente el resto de los Dead Kennedys vio con buenos ojos cualquier cosa que los alejase de la decadente escena original del hardcore punk, y ahí tenemos la jazzera «D.M.S.O.», rasgos de psicodelia en «Cesspools In Eden», o el spoken word en «A Commercial», una mofa directa hacia Live Aid donde Biafra se refiere sarcásticamente a una nueva iniciativa auspiciada por MTV, Sammy Hagar, Sylvester Stallone, Clint Eastwood y Lynyrd Skynyrd denominada ‘USA For South Africa’ en tiempos donde el Apartheid seguía vigente.

Por momentos las letras son más introspectivas como en «Where Do Ya Draw The Line?», antibelicas como «Rambozo The Clown» o bien se manejan por la linea militante de siempre en temas como «I Spy» (con un ritmo que evoca el Viejo Oeste) o la misma «D.M.S.O.».

Recepción

Debido principalmente a la polémica que despertaron a su alrededor con el pleito judicial, ‘Bedtime For Demoracy’ consiguió buenas ventas, llegando incluso al #1 en las listas indie del Reino Unido. Ese éxito fue suficiente para mantenerse en pie de guerra frente al PRMC y de paso terminar su carrera con dignidad. Si bien la critica no fue tan entusiasta con ese álbum comparado con los anteriores, reconoce que al fin y al cabo sigue siendo el álbum que uno siempre quiere escuchar de los Dead Kennedys: uno enérgico, rabioso, y aventurero. Que incite a saltar pero también a pensar.

Legado

Inmediatamente después del lanzamiento del álbum, Biafra anuncia la separación de Dead Kennedys a pesar de que el proceso judicial va a continuar varios meses más hasta que finalmente en 1987 se exonera a la banda de todos los cargos. Todavía habría tiempo para un recopilatorio  (‘Give Me Convenience Or Give Me Death’) donde se incluían temas descartados de trabajos anteriores y algunos lados b. Varios años después volverían a los juzgados pero ahora enfrentados entre ellos por los nombres de la banda y volverían a los escenarios con un nuevo vocalista en el año 2000.

En un período marcado por peleas internas u externas, Dead Kennedys cerró con dignidad su periodo clásico dando su último grito rabioso a la sociedad estadounidense. Se nota el desgaste producido por tantos años militando desde el underground contra lo establecido, pero a la vez eso le da un encanto muy curioso: el de una banda rompiéndose a pedazos pero resistiendo al pie del cañón lo inevitable. Era el final definitivo para la escena hardcore que apareció de las cenizas dejadas por los años setenta para convertirse en la resistencia frente al «nuevo orden mundial» representado por el neoliberalismo del gobierno Reagan. En cierta forma anticipaban con su álbum final que todo eso que habían representado en años anteriores iba a cambiar para dar paso a nuevas formas de expresar ese sonido hardcore que habían contribuido a crear. Y de esa forma vemos que aparece el hardcore melódico de la mano de Bad Religion, a la par que el ska comienza a escucharse cada vez más entre los nuevos adeptos. Fue el fin de los Dead Kennedys y el fin de una era, si. Pero ‘Bedtime For Demoracy’ fue también a su manera un nuevo comienzo.