Reseña: Ryan Adams – Prisoner

Por: Daniel Ospina Follow @themockman

Para ser alguien que se caracteriza por ser tan marcadamente tradicional en su concepción musical basada en la tradición del rock «americano», Ryan Adams es un tipo con inquietudes musicales que pueden sorprender mucho cuando no se le conoce a fondo. Un día puede levantarse de la cama y decir que quiere grabar su propio álbum de metal (‘Orion’), al otro decide que quiere tocar con Elton John, en otro dice que «Wonderwall» podría tocarse de otra forma y le hace un cover. Luego decide que quiere lanzar un sencillo por mes durante un año entero, para considerar luego que Taylor Swift no lo hace tan mal en su faceta más pop y versiona su ‘1989’ entero.

Es esa clase de tipo. Inabarcable en muchos sentidos, pero siempre presente en la industria musical.

No es alguien especialmente innovador en su campo, pero si es de los que despierta pasiones. Puede salir con discos brillantes de cabo a rabo, o con álbumes aceptables donde por momentos parece repetirse a si mismo. Siempre quiso seguir sus propias reglas y así se ha manejado en cada proyecto que ha encarado. Pero, de nuevo, el resultado puede ser brillante o mediocre. ‘Prisoner’, su decimosexto trabajo como solista, está en un extraño termino medio.

Este es de los trabajos donde Ryan tira de la música para desahogar todas las emociones que generó su divorcio de Mandy Moore, mismo que tardó año y medio en resolverse. Aun desenvolviéndose en un género como el Americana donde la faceta de cantautor hace que el tono de las canciones sea inevitablemente personal, Adams no era de los que contaba esa clase de cosas en sus discos. Apelaba a emociones de la gente, pero no hacia personal el asunto. Probablemente eso sumado a su tendencia a repetirse le jugó una mala pasada durante la primera mitad del disco, donde si bien aparece «Do You Still Love Me?» rompiéndola con todo, las siguientes canciones como «Prisoner», «Doomsday» y «Haunted House» no están a la altura. Suenan redudantes y sin chispa comparadas con la apertura, casi como pecando de ser condescendientes con la situación personal tan difícil del norteamericano.

Como contrapartida, el sonido clásico de Adams ofrece sus mejores momentos en «Anything I Say To You Now», «We Dissapear» (lo bien que le habría pegado a El Resplandor De Una Mente Sin Recuerdos…) y «Broken Anyway». Todas destilan la amargura de la ruptura y dejar todo lo que alguna vez quiso atrás, pero en esa zona critica es capaz de sonar con una fuerza y una seguridad dignas de respeto. En cualquier caso lo mejor del álbum se ve cuando decide superarse a si mismo, desafiando su Americana con apuestas en los arreglos que pueden aportar una sencillez sobrecogedora («Shiver And Shake») o incursiones en territorio Bon Jovi sin echarse a perder («Breakdown»).

 

Muchos parecen valorarlo a la altura de trabajos como ‘Heartbreaker’ o ‘Gold’, que forjaron la carrera de Adams así como su estilo característico, pero no veo eso en lo absoluto. La verdad es que ofrece momentos agradables, pero es inevitable querer saltarse canciones de la primera mitad para pasar a lo realmente interesante. Le faltó consistencia, hay como 4 canciones que sobran y algunas más como «Tightrope» o «To Be Without You» que sin ser malas pudieron ser mejores. No estuvo mal, pero esperaba un trabajo más redondo, sobre todo al recordar lo bien que lo hizo en su homónimo del 2014.

 

Mi recomendada es «We Dissapear». Se pueden escuchar los buenos tiempos desintegrándose entre las distorsiones de guitarra. Algo bello, pero desgarrador.
Aquí va «To Be Without You».