Valentina Blando, la mujer en Ismael Ayende

Fotos por: Felipe Araque
Entrevista por: Edna Cárdenas 
Gif: Natalia Mon 

Hablamos con Valentina Blando, voz melódica en Ismael Ayende, una de las bandas que más se movió durante 2016 en la Escena Indie bogotana. Escudriñamos un poco en la vida de Valentina y descubrimos que tiene un gusto musical diverso, ama las montañas y considera que sus orígenes (mamá nariñense y papá italiano) mezclado con sus capacidades actorales la hacen única como música.

Vamos a repetir mucho el nombre de Valentina porque queremos que sienta lo que sentimos al hablar con ella, que se grabe su nombre porque es una artista que explora su capacidad creativa en diferentes campos. Valentina también hace parte de Piangua, un proyecto musical inspirado en el pacífico colombiano, de ahí que su nombre sea como el molusco más usado en la gastronomía de ese lado del país, además es actriz y profesora de teatro.

En su vida la música latinoamericana siempre había estado presente, el carnaval de Blancos y Negros de Pasto, las reuniones de su familia en donde cantaban, “todo eso había estado ahí en mi vida pero nunca tan cerca como hace cinco años más o menos que empecé a enamorarme mucho más y a identificarme más con esa música, eso siempre estuvo ahí, pero yo no me identificaba con eso, yo me identificaba más con el rock, con las cosas de afuera”, afirma Valentina.

Influenciada por los gustos musicales de sus papás Valentina comenzó a escuchar rock clásico como Pink Floyd y Los Beatles, de hecho cuando estaba en el colegio tomó clases privadas de guitarra con su hermana, Valentina decidió irse por el lado más “darks” y empezó a estudiar guitarra eléctrica, incluso sacó varias canciones de Led Zeppelin, pero la curiosidad de Valentina la llevó a ingresar al PIJ (Programa Infantil Juvenil) de la Javeriana, allá conoció el Jazz.

De los gustos e influencias musicales nos hablará ella, ahora nos ocuparemos de entender de dónde sale esa energía tan fuerte que tiene en escena y en general la que tiene en su vida diaria. Su vitalidad hace que uno se sienta  frente de una artista que está segura de lo que hace y que tiene un deseo de seguir renovando su forma de crear.

Y me atrevo a afirmar que una de las razones para que Valentina sea una artista y una persona así de vital es porque ha tenido un interés particular por mantener vivo el espíritu del niño interior en su vida, con la suavidad de su voz nos cuenta que a ella le encantan los niños y que ese tema siempre ha estado presente en su vida, de hecho su proyecto para graduarse del colegio (estudió en un colegio italiano y este es un requisito de la educación media de este país europeo para graduarse) estuvo relacionado con este tema. “Me he puesto en la misión de no perder nunca mi niño interior, por eso el contacto con los niños para mi es muy importante”

Valentina da clases a niños en Clara Luna,  en la Academia de Artes Guerrero y en el Colegio Italiano, “yo busco tener contacto con ellos porque me parece que son los maestros más grandes de todos, ellos nos enseñan a maravillarnos con las cosas, a volver a la sinceridad, al compartir genuino, a estar en el presente y a maravillarnos con cada cosa que pasa”

Valentina nos contó que el 50% del trabajo que hace con los niños es musical y el otro 50% teatral, lo cual le permite explorar la música desde un lugar no tan técnico, esos lugares que comparte con los niños para Valentina son como laboratorios en donde puede canalizar todo lo que aprende en escena y viceversa.

Aunque a Valentina los niños le parezcan los mejores maestros  y que con ellos fluye mucha inspiración, actualmente no mezclará el trabajo con las bandas y su trabajo con niños (Piangua e Ismael Ayende), porque las bandas para ella son espacios para expresarse como mujer adulta ( se ríe y afirma que le cuesta admitirlo, pero tiene solo 27 años)

Escena Indie: ¿Qué música te ha influenciado?

Valentina Blando: He pasado por tantas, tantas cosas, pues cuando era muy pequeña me empezó a gustar el rock por mis papás. Me volví como muy rockera, me llegó a gustar también el metal, escuchaba en una época mucho Dream Theater, hasta Opeth, Tool. Viéndome ahora es raro, pero pasé por ahí también.

Tuve una época así super Rastafari. Escuchaba mucho mucho Reggae, Bob Marley es como muy importante en mi vida y luego ya entré más en la música trip hop, Björk es una gran influencia para mi. Después de todo esto, empezó a llegar la música en español, Aterciopelados, todo el rock de Argentina, Charly García, Spinetta es como uno de mis grandes amores también.

Hace por ahí unos 5 años que me empecé  a enamorar de la música latinoamericana, entonces empecé a escuchar cosas muy tradicionales argentinas, chilenas, peruanas. Me enamoré de Violeta Parra y de Soledad Bravo, me enamoraron sus cantos de trabajo, cantos campesinos, cantos de las montañas, cantos andinos.

¿Qué te enamoró de esa música latinoamericana?

Yo creo que me re encontré como colombiana, yo viví en Estados Unidos, y cuando me fui detestaba Colombia, detestaba el desorden y el caos y la suciedad.  Allá me sentí como un mosco en leche, una extraña. Sentía que no pertenecía, sentí un llamado de la Tierra y cuando volví todo me encantaba, me encantaba el caos. Sentía que era mi entorno y que había nacido acá.

La música también acompañó el proceso de reencontrarme conmigo, Me conecté con la música de las costas.  Por ejemplo tuve un viaje muy especial, estuve en La Barra y me tocó un arrullo, que es un encuentro que hacen todos los 6 de enero para celebrar supuestamente los reyes, ahí se reúnen todos los ancianos y las mujeres del pueblo; hacen como una gran ceremonia de tambores y cantos. Fue muy bonito ese encuentro con los tambores del Pacifico.

¿Cómo llegaste a Ismael Ayende?

Por un amigo en común que teníamos con Juan Ma (Juan Manuel Osorio- vocalista de Ismael Ayende) el cual nos presentó para un proyecto de afrobeat que queríamos hacer en ese entonces. En ese momento Juan estaba cocinando Ismael y les dijo a Juan Pablo y a Federico “conocí a una vieja que canta ¿por qué no la invitamos?” me invitaron a la casa, nos conocimos, cantamos un rato y dijeron: “ de una, hagamos la banda contigo” y ahí empecé a cantar con ellos. Siempre ha sido acompañando las líneas melódicas que Juan Manuel hace.  

¿Cómo ha sido tu experiencia con Ismael Ayende? ¿Qué te ha permitido hacer como artista?

Con Ismael Ayende he construido muchísimo. A mi siempre me ha gustado  la música pero con ellos empecé a construir una carrera musical de verdad. Yo ya había tenido bandas, pero muy de adolescente. Aunque mi lugar en Ismael Ayende no es tan creativo en el sentido compositivo de la música, es un lugar donde yo he podido afianzar mi carrera musical.

Yo estudié teatro y la experiencia de estar en tantos escenarios , en tantas tarimas frente a tantos públicos, me ha dado cancha, digámoslo así, me ha fortalecido como actriz escénica. Además el trabajo en banda es algo que también sin duda lo hace crecer mucho a uno, porque es trabajar en equipo, es como una familia, entonces hay peleas y  hay momentos de amor. Desarrollas mucha tolerancia y comprensión.

Tu mencionas que en las bandas te expresas como mujer adulta ¿que expresas ahí?

Con los dos proyectos es muy diferente, con Ismael Ayende yo siento que me identifico mucho con las letras de Juan Ma y con la música que ellos inicialmente componen como base, esa música a mi mueve cosas de mi forma de pensar, en mi forma de ver el mundo, la ciudad, la política, la humanidad. Las letras de Ismael no son muy concretas y específicas, te llevan a un mundo abstracto y  en esa abstracción puedo expresar los sentimientos que yo tengo, desde amor por las montañas andinas hasta la rabia contra los políticos corruptos, entonces es eso, como que siento que es una forma de expresión al identificarme.

Con Piangua si es más una forma que tenemos de interpretar , ahi las composiciones son más mías porque hago parte del proceso de composición y de escribir las letras, en este proyecto lo que tratamos de hacer es plasmar esa magia interior y un poder femenino muy grande que tenemos, que siento que tengo, pero que comparto con las otras mujeres. En Piangua todo está relacionado con la naturaleza, con la Tierra, con la magia.

¿Cómo es tu proceso de composición?

En Ismael  las letras las escribe Juan Ma y yo compongo las voces. Me siento con él a cantar y me van saliendo las cosas, es muy espontáneo y orgánico el trabajo con Juan y con el resto de la banda. En lo nuevo que se viene para Ismael estamos trabajando y jameando juntos para sacar cosas nuevas.

Con Piangua no hay un método, hay canciones que salen de estar juntos jameando, hay cosas que me surgen a mi en los viajes, pueden ser ideas, palabras o frases que voy anotando y luego puede pasar que cuando me ducho o en el bus me llega la melodía. Por ejemplo para el nuevo disco de Piangua decidí crear dos personajes que fueran parte de una historia y que se encargaran de hilar las canciones, estos dos personajes son Jacobo, un pescador y Cielo, una especie de bruja del manglar quienes aunque no corresponden exactamente a personas reales, sí tienen elementos de personas que conocimos en nuestro viaje al Pacífico. La idea es que el disco esté listo en junio.

¿Qué planes tienen con Ismael?

Con Ismael pues el año pasado lanzamos el segundo disco, este año ya estamos con nuevas composiciones y vamos a lanzar pronto un EP, y un tercer disco también se viene pronto porque material hay bastante.

¿Cuál ha sido el show de Ismael o Piangua que te haya marcado más como en escena?

Todos. Tantos. Con Piangua tuvimos un concierto el año pasado en noviembre en Latino Power que fue muy bonito porque fue la primera vez que salimos con la banda completa a dar un concierto grande. Con Ismael creo que Estéreo Picnic sigue siendo el el escenario más bonito y grande y perfecto digamos en el que hemos tocado. Fue muy impactante la calidad de producción del concierto. El sonido impecable. ¡Todo funcionaba! Además compartir escenario con tanta gente que admiras;  nosotros tocamos en el mismo escenario de Los Pirañas que son como tremendos maestros y por último saber que estás en el marco de un festival importante de tu ciudad, compartiendo con bandas locales y saber que te están apoyando. Aunque no había un millón de personas en el público, si hubo gente bajo la lluvia motivandolo a uno y esperando sorprenderse.

¿Cómo asistente que concierto te ha marcado?

Bjork, ver a Bjork fue cumplir uno de mis grandes sueños. Soda Stereo y Depeche Mode también lo fueron. Es muy gratificante sentir que estás viendo a esas personas que tanto escuchaste.

¿Qué estás escuchando ahora?
Volví a escuchar Radiohead y estoy muy emocionada con lo nuevo de ellos. También estoy escuchando a Leda Valladares, una mujer argentina que canta música tradicional y Fatoumata Diawara, una mujer Malí increible.